lunes, 29 de febrero de 2016

1º BACHILLERATO- LA REVOLUCIÓN RUSA Y LA URSS



ESQUEMAS ILUSTRADOS
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MAPAS CONCEPTUALES






BIOGRAFÍAS

Nicolás II

(San Petersburgo, 1868 - Yekaterimburgo, 1918) Último zar de Rusia, en quien se extinguió la dinastía Romanov. Accedió al trono en 1894, sucediendo a su padre, Alejandro III de Rusia. En general siguió la política autocrática de su antecesor, si bien parece haber mostrado escaso interés y nulas aptitudes para las tareas de gobierno. Por incapacidad o por debilidad, cayó bajo la influencia de la zarina Alejandra Fiódorovna (la princesa Alix de Hesse-Darmstadt) y de su consejero Rasputín.

Bajo su reinado, pero más bien al margen de su intervención directa, Rusia experimentó un intensivo proceso de industrialización (la penetración acelerada de la Revolución industrial hizo surgir importantes núcleos obreros) y se esforzó por extender su influencia en Asia rivalizando con las potencias occidentales en la carrera imperialista: intervención en la Guerra Chino-Japonesa de 1896, base de Port Arthur en 1898, ocupación de Manchuria en 1900 y reparto de Persia en esferas de influencia con Gran Bretaña en 1907.
Los intentos por ejercer una influencia determinante en Europa oriental y los Balcanes como cabeza de un movimiento paneslavista dieron lugar a múltipes conflictos y tensiones internacionales, en virtud del alineamiento ruso con Serbia frente a los intereses de Austria-Hungría; pero, tras sufrir una primera derrota diplomática en la crisis de Bosnia (1908), las Guerras Balcánicas de 1912-13 acabaron definitivamente con el control ruso sobre la península Balcánica.
Mal aconsejado y aislado de la opinión nacional, Nicolás II dejó con su inmovilismo que se enconaran los grandes problemas que aquejaban al régimen zarista: la pobreza del campesinado y su hambre de tierras, las tensiones sociales y la agitación revolucionaria, las aspiraciones de libertad y democracia de los intelectuales reformistas. En 1905 llevó al país a una guerra contra el Japón en la que resultó derrotado; el descontento popular estalló en una revolución en aquel mismo año, frente a la cual no ofreció otra respuesta que la represión militar.
Ambos acontecimientos constituyeron los prolegómenos de la crisis final en la que perecería la Monarquía: en 1914 Rusia volvió a comprometerse en una guerra exterior, la Primera Guerra Mundial, para la que no estaba preparada ni en sentido militar ni económico ni político, si bien Nicolás II no puede considerarse responsable de las grandes decisiones de aquel momento, pues era un juguete en manos de los poderes cortesanos.
Las sucesivas derrotas frente al moderno ejército alemán acabaron por desmoralizar al país y desarticular las estructuras del Estado, facilitando la Revolución de febrero de 1917, que derrocó al zar e instauró en Rusia una República. Nicolás II abdicó y se dejó detener sin ofrecer resistencia frente al gobierno provisional del príncipe Gueorgui Lvov y de Aleksandr Kerenski. Fue confinado junto con el resto de la familia real en la localidad de Yekaterimburgo (actual Sverdlovsk), en los Urales; tras el triunfo de la segunda Revolución rusa de 1917 (la Revolución de octubre), que llevó al poder a los bolcheviques de Lenin y dio paso a una dictadura comunista, el zar fue ejecutado junto con toda su familia, por decisión del Sóviet del Ural.

Leon Trotski

(Lev Davidovich Bronstein, llamado Leon Trotsky o Trotski; Yanovka, Ucrania, 1877 - Coyoacán, México, 1940) Revolucionario ruso. Nació en una familia judía de labradores propietarios y estudió derecho en la Universidad de Odessa. Participó desde joven en la oposición clandestina contra el régimen autocrático de los zares, organizando una Liga Obrera del Sur de Rusia (1897).

Fue detenido varias veces y desterrado a Siberia; pero consiguió huir de allí en 1902 y se unió en Londres al que ya aparecía como jefe de la oposición socialdemócrata en el exilio: Lenin. Aunque discrepaba de su concepción autoritaria del partido, colaboró con él e intentó en vano reconciliar a la facción que dirigía (los bolcheviques) con la facción rival de la socialdemocracia rusa (los mencheviques).
Regresó a Rusia para participar en la Revolución de 1905 (en la cual organizó el primer sóviet o consejo revolucionario). Al fracasar la revolución, fue deportado otra vez a Siberia y nuevamente se escapó (1906). Tras recorrer medio mundo entrando en contacto con los focos de conspiradores revolucionarios, se trasladó a Rusia en cuanto estalló la Revolución de febrero de 1917, que derrocó a Nicolás II.
Abandonando su trayectoria anterior de socialista independiente (en relación con los mencheviques), puso su talento de organizador y de agitador al servicio del Partido Bolchevique y fue elegido presidente del Sóviet de Petrogrado. Desempeñó un papel central en la conquista del poder por Lenin: fue el principal responsable de la toma del Palacio de Invierno por los bolcheviques, que instauró el régimen comunista en Rusia (Revolución de octubre de 1917).

Aunque Lenin ocupó la cúspide del poder, Trotski desempeñó un papel crucial en el gobierno soviético hasta la muerte de aquél. Como primer comisario de Asuntos Exteriores de la Rusia bolchevique (1917-18), negoció con los alemanes la Paz de Brest-Litovsk, que retiró al país de la Primera Guerra Mundial para responder a los deseos de paz de las masas y concentrarse en la consolidación de la Revolución.
Luego fue comisario de Guerra (1918-25), cargo desde el cual organizó el Ejército Rojo en condiciones muy difíciles y derrotó en una larga guerra civil a los llamados ejércitos blancos (contrarrevolucionarios) y a sus aliados occidentales (1918-20). Su labor fue, por tanto, crucial para la supervivencia del primer Estado comunista del mundo.
Lenin le señaló como su sucesor antes de morir en 1924; pero la ambición de Stalin, que contaba con fuertes apoyos en el aparato del partido, le impidió acceder al poder. Trotski defendía la idea de la «revolución permanente» como vía de realización de los ideales marxista-leninistas (extendiendo gradualmente la Revolución a Alemania y a otros países); mientras que Stalin le opuso la concepción más conservadora de consolidar el «socialismo en un solo país».
Las diferencias ideológicas, sin embargo, eran poco más que un pretexto para Stalin, que maniobró hábilmente en busca de aliados y después se deshizo de ellos (incluso físicamente); con estas maniobras consiguió apartar a Trotski de la dirección en 1925, expulsarle del partido en 1927, deportarle a Kazajistán en 1928 y desterrarle del país en 1929.

Trotski no cejó en su lucha revolucionaria, que canalizó desde el exilio escribiendo en defensa de sus ideas (obras como La revolución permanente, 1930; o la Historia de la Revolución Rusa, 1932) y encabezando una corriente comunista disidente (agrupada en la Cuarta Internacional desde 1938). Stalin le hizo asesinar por un agente soviético (Ramón Mercader).

Lenin

(Vladimir Ilich Ulianov; Simbirsk, 1870 - Nijni-Novgorod, 1924) Líder comunista ruso que dirigió la Revolución de octubre y creó el régimen comunista soviético. Miembro de una familia de clase media de la región del Volga, su animadversión contra el régimen zarista se exacerbó a partir de la ejecución de su hermano en 1887, acusado de conspiración. Estudió en las universidades de Kazán y San Petersburgo, en donde se instaló como abogado en 1893.

Sus actividades contra la autocracia zarista le llevaron a entrar en contacto con el principal líder revolucionario ruso del momento, Gueorgui Plejánov, en su exilio de Suiza (1895); fue él quien le convenció de la ideología marxista. Bajo su influencia, contribuyó a fundar en San Petersburgo la Liga de Combate por la Liberación de la Clase Obrera, embrión del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso presidido por Plejánov.
En 1897, Lenin fue detenido y deportado a Siberia, donde se dedicó al estudio sistemático de las obras de Marx y Engels (especialmente El capital, que ya había descubierto en su etapa estudiantil) y elaboró su primer trabajo sobre la aplicación del pensamiento marxista a un país atrasado como Rusia (El desarrollo del capitalismo en Rusia), señalando el avance de la revolución industrial pese al semifeudalismo de las estructuras imperantes. Tras su liberación en 1900 partió al exilio y fundó en Ginebra el periódico Iskra («La Chispa»), en colaboración con Plejánov; por entonces publicó la obra Qué hacer (1902), en donde defendió la posibilidad de hacer triunfar en Rusia una revolución socialista con tal de que estuviera dirigida por una vanguardia de revolucionarios profesionales decididos y organizados como un ejército.
En el II Congreso del Partido Socialdemócrata Ruso (1903), Lenin impuso aquellas ideas al frente del grupo radical bolchevique, que defendía su modelo de partido fuertemente disciplinado como vanguardia de una revolución que creía viable a corto plazo; en 1912 quedaría confirmada definitivamente la ruptura con la minoría menchevique de Plejánov y Martov, apegada a un modelo de partido de masas que preparara las condiciones para el triunfo de la revolución obrera a más largo plazo, pasando antes por una etapa de democracia burguesa.
En 1905 Lenin volvió a San Petersburgo para participar en la revolución que había estallado en Rusia como consecuencia de la derrota en la Guerra Ruso-Japonesa; aunque el régimen zarista superó la crisis, Lenin consideró aquel movimiento como un «ensayo general» de la revolución socialista, del que apreció especialmente la forma organizativa espontánea de los revolucionarios rusos, como eran los sóviets o consejos populares. El fracaso de aquella revolución le obligó a exiliarse de nuevo en 1907.

Lenin luchó por atraer a sus posturas radicales a otros líderes socialistas, al tiempo que completaba un programa revolucionario de aplicación inmediata para Rusia: mezclando la herencia del marxismo con la tradición insurreccionalista de Louis Auguste Blanqui, propuso anticipar la revolución en Rusia por ser este uno de los «eslabones débiles» de la cadena capitalista, en donde un pequeño grupo de revolucionarios decididos y bien organizados podía arrastrar a las masas obreras y campesinas a una revolución, de la que saldría un Estado socialista. En El Estado y la Revolución (1917), Lenin definía ese Estado como una fase transitoria y necesaria de dictadura del proletariado, que habría de preparar el camino para el futuro comunista.
El estallido de la Primera Guerra Mundial (1914-18) le dio la oportunidad de poner en práctica sus ideas: definió la contienda como fruto de las contradicciones del capitalismo y del imperialismo (El imperialismo, fase superior del capitalismo, 1916) y, en nombre del internacionalismo proletario, llamó sin éxito al movimiento socialista mundial a transformar la contienda en una guerra civil generalizada; más tarde, el deterioro del régimen zarista por efecto de la guerra le permitió pensar en lanzar la revolución socialista en su país como primer paso para una era de revolución mundial.
La Revolución rusa
Cuando la Revolución de febrero de 1917 derrocó al zar Nicolás II y llevó al gobierno a Kerenski, Lenin regresó apresuradamente a Rusia con la ayuda del ejército alemán (que veía en Lenin un agitador capaz de debilitar a su enemiga Rusia). Publicó sus Tesis de Abril ordenando a los bolcheviques cesar en el apoyo al gobierno provisional y preparar su propia revolución mediante la reclamación de «todo el poder para los sóviets».
Un primer intento fracasado en julio le obligó a refugiarse en Finlandia, dejando que fuera Trotski quien dirigiera al partido para tomar el poder mediante un golpe de Estado en los primeros días de noviembre de 1917 (según el calendario occidental). El golpe se convirtió en la triunfante Revolución de octubre gracias a la estrategia bolchevique de centrar sus demandas en el fin de la guerra (lo que les atrajo el apoyo de los soldados y las clases populares) y el reparto de tierras (que les permitió contar con la simpatía del campesinado). Lenin regresó enseguida para presidir el nuevo gobierno o Consejo de Comisarios del Pueblo.

Como líder indiscutido del Partido (que en 1918 pasó a llamarse Partido Comunista), dirigió desde entonces la edificación del primer Estado socialista de la historia. Cumplió sus promesas iniciales al apartar a Rusia de la guerra por la Paz de Brest-Litowsk (1918) y repartir a los campesinos tierras expropiadas a los grandes terratenientes. Pero, consciente del carácter minoritario de sus ideas radicales, demostrado por los resultados electorales, despreció la tradición democrática del socialismo occidental y adoptó una violenta dictadura de partido único, empleando métodos brutales de represión: disolvió la Asamblea constituyente (1918), proscribió a la oposición y creó una policía política para perseguir a los disidentes.
A escala mundial, Lenin exigió a los demás partidos socialistas fidelidad absoluta a sus directrices, provocando la escisión del movimiento obrero con la aparición en todos los países de partidos comunistas sometidos al control de una Tercera Internacional comunista (Komintern) con sede en Moscú (1919). Delegó en Trotski la organización del Ejército Rojo, con el que consiguió resistir al ataque combinado de los ejércitos blancos (contrarrevolucionarios) y la intervención extranjera en el curso de una larga Guerra Civil (1918-20). Una vez recuperado el control del antiguo imperio de los zares, articuló el territorio creando la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (1922), a la que dotó de organización formal por la Constitución de 1923.
Acuciado por las necesidades de la guerra, pero también siguiendo sus propias convicciones ideológicas, impuso una política de socialización inmediata de la economía, nacionalizando los principales medios de producción y sometiendo las actividades a una estricta planificación central (comunismo de guerra); las dificultades de una transformación tan radical (que nunca había sido prevista por Marx) provocaron el hundimiento de la producción y una desorganización general de la economía rusa.
Lenin tuvo entonces el pragmatismo suficiente como para rectificar sus errores iniciales, convenciendo a su partido de la necesidad de introducir la Nueva Política Económica (1921), que consistió en volver atrás en el camino de la socialización, dejando un cierto margen para la libertad de mercado y la iniciativa privada (autorización de inversiones extranjeras, libertad de salarios), con lo cual consiguió una apreciable recuperación económica.
Aquejado por una grave enfermedad, Lenin se fue retirando paulatinamente de la dirección política, mientras veía cómo sus colaboradores -especialmente Trotski y Stalin- iniciaban la disputa por la sucesión; antes de morir llegó a dejar constancia de su preocupación por la creciente burocratización del Partido y del Estado, así como por la ascensión de Stalin, del cual desconfiaba. Pese a ello, fue efectivamente Stalin quien le sucedió, y aunque desvirtuó en parte la herencia política del fundador del Estado soviético, logró convertir a la URSS en una potencia capaz de asumir un liderazgo determinante en la Segunda Guerra Mundialy en el orden bipolar de la «guerra fría».

La URSS sobrevivió a su creador bajo un régimen comunista hasta 1991; a lo largo de su existencia, el movimiento comunista (basado en la ideología marxista-leninista) se extendió por todo el mundo, inspirando revoluciones y regímenes políticos tan importantes como los implantados en Europa central y oriental, China, Cuba o Vietnam. La figura de Lenin fue objeto de un culto semirreligioso bajo el régimen soviético: su cuerpo fue embalsamado y expuesto en un mausoleo en la Plaza Roja de Moscú; su ciudad natal fue rebautizada en su honor como Ulianovsk y la capital en donde desarrolló su lucha política (San Petersburgo o Petrogrado) cambió su nombre por el de Leningrado.

Stalin

(Iosif o Jossif Vissariónovich Dzhugashvili, también llamado Josef o Joseph Stalin; Gori, Georgia, 1879 - Moscú, 1953) Dirigente soviético que gobernó férreamente la URSS desde 1929 (año en que se erigió como sucesor de Lenin tras el exilio de Trotsky) hasta su fallecimiento en 1953. Al precio de una represión sanguinaria y de inmensos sacrificios impuestos a la población, Stalin logró convertir la Rusia semifeudal en una potencia económica y militar capaz de contribuir decisivamente a la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

En el nuevo orden de la posguerra, los Estados Unidos y la URSS se repartieron áreas de influencia; Stalin extendió su poder instaurando regímenes comunistas en la Europa del Este y alentándolos en otros países. El choque de intereses e ideologías dio lugar a la «guerra fría» entre ambas superpotencias, que continuó tras la muerte de Stalin; de hecho, el clima de tensión entre los bloques capitalista y comunista definiría el escenario internacional hasta la disolución de la URSS en 1991.
Biografía
Iosif Dzhugashvili era hijo de un zapatero pobre y alcohólico de la región caucásica de Georgia, sometida a la Rusia de los zares. Quedó huérfano muy temprano y estudió en un seminario eclesiástico, de donde fue expulsado por sus ideas revolucionarias (1899). Se unió entonces a la lucha clandestina de los socialistas rusos contra el régimen zarista; cuando en 1903 se escindió el Partido Socialdemócrata, siguió a la facción bolchevique que encabezaba Lenin.
Fue un militante activo y perseguido hasta el triunfo de la Revolución bolchevique de 1917, época de la que procede su sobrenombre de Stalin («hombre de acero»). La lealtad a Lenin y la falta de ideas propias le permitieron ascender en la burocracia del partido (rebautizado como Partido Comunista), hasta llegar a secretario general en 1922.
Stalin emprendió entonces una pugna con Trotsky por la sucesión de Lenin, que, ya muy enfermo, moriría en 1924. Aunque el líder de la Revolución había indicado su preferencia por Trotsky (pues consideraba a Stalin «demasiado cruel»), Stalin maniobró aprovechando su control sobre la información y sobre el aparato del Partido, aliándose con Zinoviev y Kámenev hasta imponerse a Trotsky. La lucha por el poder se disfrazó de argumentos ideológicos, defendiendo cada bando una estrategia para consolidar el régimen comunista: la construcción del socialismo en un solo país (Stalin) contra la revolución permanente a escala mundial (Trotsky).

Pero el verdadero móvil de Stalin era la ambición de poder: una vez apartado Trotsky (al que mandó al exilio en 1929 y luego hizo asesinar en 1940), se desembarazó también del ala «izquierda» del partido (Zinoviev y Kámenev, ejecutados en 1936) y del ala «derecha» (Bujarin y Rikov, ejecutados en 1938) e instauró una sangrienta dictadura personal, apropiándose de las ideas políticas que habían sostenido sus rivales.
La URSS bajo Stalin
Stalin gobernó la Unión Soviética de forma tiránica desde los años treinta hasta su muerte, implantando el régimen más totalitario que haya existido jamás; pero también hay que atribuirle a él la realización del proyecto socioeconómico comunista en Rusia, la extensión de su modelo a otros países vecinos y la conversión de la URSS en una gran potencia.
Radicalizando las tendencias autoritarias presentes entre los bolcheviques desde la Revolución, acabó de eliminar del proyecto marxista-leninista todo rastro de ideas democráticas o emancipadoras: anuló todas las libertades, negó el más mínimo pluralismo y aterrorizó a la población instaurando un régimen policial. Dispuesto a eliminar no sólo a los discrepantes o sospechosos, sino a todo aquel que pudiera poseer algún prestigio o influencia propia, lanzó contra sus compañeros comunistas sucesivas purgas que diezmaron el partido, eliminando a la plana mayor de la Revolución.
Con la misma violencia impuso la colectivización forzosa de la agricultura, hizo exterminar o trasladar a pueblos enteros como castigo o para solucionar problemas de minorías nacionales, y sometió todo el sistema productivo a la estricta disciplina de una planificación central obligatoria. Con inmensas pérdidas humanas consiguió, sin embargo, un crecimiento económico espectacular, mediante los planes quinquenales: en ellos se daba prioridad a una industrialización acelerada, basada en el desarrollo de los sectores energéticos y la industria pesada, a costa de sacrificar el bienestar de la población, sometida a durísimas condiciones de trabajo y a grandes privaciones en materia de consumo.
La represión impedía que se expresara el malestar de la masa trabajadora, apenas compensada con la mejora de los servicios estatales de transporte, sanidad y educación. A este precio conseguiría Stalin convertir a la Unión Soviética en una gran potencia, capaz de ganar la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y de compartir la hegemonía con los Estados Unidos en el orden bipolar posterior.
De la Segunda Guerra Mundial a la «guerra fría»
Stalin fue un político ambicioso y realista, movido por consideraciones de poder y no por ideales revolucionarios. Este maquiavelismo fue más palpable en su política exterior, donde la causa del socialismo quedó sistemáticamente postergada a los intereses nacionales de Rusia (convirtiendo a los partidos comunistas extranjeros en meros instrumentos de la política exterior soviética). En los días previos a la Segunda Guerra Mundial, no tuvo reparos en firmar un pacto de no agresión con la Alemania nazi para asegurarse la tranquilidad en sus fronteras, el reparto de Polonia y la anexión de Estonia, Letonia y Lituania (Pacto Germano-Soviético de 1939).
A pesar de todo, Adolf Hitler invadió la URSS, arrastrando a Stalin a la guerra en 1941. Stalin movilizó eficazmente las energías del país apelando a sus sentimientos nacionalistas (proclamó la Gran Guerra Patriótica): organizó la evacuación de la industria de las regiones occidentales hacia los Urales, adoptando una estrategia de «tierra quemada». Con ayuda del clima, de las grandes distancias y de la lucha guerrillera de los partisanos, debilitó a los alemanes hasta recuperarse y pasar a la contraofensiva a partir de la batalla de Stalingrado (1942-1943). Después el avance ruso sería arrollador hasta llegar más allá de Berlín.

En la Conferencia de Teherán (1943), pactó con el primer ministro británico Winston Churchill y con el presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt la estrategia de la guerra. Reforzado por la victoria, Stalin negoció con Estados Unidos y Gran Bretaña el orden internacional de la posguerra (Conferencias de Yalta y Postdam, 1945), obteniendo el reconocimiento de la URSS como gran potencia (con derecho de veto en la ONU, por ejemplo). Los aliados tuvieron que aceptar la influencia soviética en la Europa oriental, donde Stalin estableció un cordón de «Repúblicas populares» con regímenes comunistas satélites de la URSS.
Stalin mantuvo la inercia de la guerra, retrasando la desmovilización de su ejército hasta el momento en que pudo disponer de armas atómicas (1951) y fomentando la extensión del comunismo a países en los que existieran movimientos revolucionarios autóctonos (como Grecia, Turquía, China y Corea). La resistencia norteamericana a sus planes dio lugar a la «guerra fría», clima de tensión bipolar a escala mundial entre un bloque comunista y un bloque occidental capitalista.

Formalmente, la fase más aguda de la guerra fría terminó con la muerte de Stalin; su sucesor, Nikita Jruschov (1953-1964), impulsó la doctrina de la «coexistencia pacífica» de las dos grandes potencias, que resultó ser una ficción retórica: los conflictos abiertos o subterráneos a través de terceros países continuaron, y la guerra fría perduraría hasta la caída del muro de Berlín (1989) y la disolución de la URSS (1991). En el XX Congreso del PCUS (1956), Jruschov denunció las desviaciones ideológicas y los crímenes del periodo anterior, dando inicio, con la expulsión de los estalinistas del partido, al proceso de desestalinización del Estado.

CURIOSIDADES
En 1905 hubo un hecho muy relevante y significativo en la revolución rusa. Fue la sublevación de la marina en el Acorazado Potemkin (se llegó a realizar una película). Si quieres saber algo más de este acontecimiento PINCHA AQUÍ y PINCHA AQUÍ.

Llega 1917 y si estalla la revolución "definitiva". Aquí puedes ver un mapa conceptual realizado por el profesor Daniel Gómez Valle.



En este enlace de la página web del profesor Francisco http://www.profesorfrancisco.es/2009/11/revolucion-rusa-y-guerra-civil.html puedes ver un flash de parte del tema.

En 1922 se crea la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas).




Con su bandera


Y su himno de 1943 a 1953

¡Tenaz unión de repúblicas libres
que ha unido por siempre a la gran Rus'!
¡Larga vida al anhelo del pueblo,
unida y fuerte, la Unión Soviética!
Estribillo:
¡Gloria, patria, por tu libertad,
refugio seguro de amistad entre los pueblos.
El estandarte soviético es la bandera del pueblo,
llévanos de victoria en victoria!
II.
Tras la tempestad brilló el sol,
y el prócer Lenin alumbró la senda;
Stalin nos ha traído la fidelidad al pueblo;
¡inspirándonos para el trabajo y las hazañas!
Estribillo
III.
Nosotros forjamos nuestro ejército en las batallas,
a los nefastos invasores barreremos del camino.
en batalla decidiremos el destino de generaciones,
¡Nosotros dirigiremos nuestra patria al triunfo!
Estribillo



Y después vino la NEP (Nueva política económica de la URSS). PINCHA AQUÍ para saber algo más de ella en el blog de Jesús Villar Garrido.


La III Internacional

Al término de la Primera Guerra Mundial, triunfante ya la revolución bolchevique en Rusia, Lenin patrocinó la formación de la Tercera Internacional, para lo cual convocó en 1919 a 39 partidos marxistas de varios países a una conferencia en Moscú que tuvo por finalidad formar una nueva organización obrera internacional capaz de defender con decisión los principios básicos del marxismo con el respaldo de la clase obrera y de sus partidos políticos. Así nació la Tercera Internacional o Internacional Comunista (el Komintern), de estructura rígida, formada exclusivamente por partidos alineados con Moscú, como un centro de mando del movimiento obrero internacional.
            
Entre los 21 puntos programáticos de la nueva organización, redactados directamente por Lenin y aprobados en la conferencia de Moscú, estuvieron los siguientes:

1. La propaganda y agitación diaria deben tener carácter comunista.
2. La acción legal debe combinarse con la ilegal.
3. Debe realizarse propaganda comunista en el ejército y denunciar al social-patriotismo y al social-pacifismo.
4. Debe romperse inmediatamente con los reformistas acérrimos como Karl Kautsky, Ramsay MacDonald y otros.
5. Tienen carácter obligatorio las decisiones adoptadas por la Internacional Comunista.
6. Los partidos socialistas deben cambiar su nombre por el de “partidos comunistas”, con señalamiento del país. A partir de esta       orden se instrumentó en todos los lugares el cambio de denominación.
7. La máxima autoridad de la Internacional Comunista es el congreso mundial de todos los partidos miembros.
8. Todos ellos deben adoptar como principio de organización el <centralismo democrático.
9. Todos deben apoyar militantemente a la República de los Soviets en su lucha contra las fuerzas contrarrevolucionarias.

            Estos puntos debían ser observados y cumplidos disciplinadamente por los partidos miembros, todos ellos de la órbita comunista.
            La vida de la Tercera Internacional puede dividirse en dos etapas perfectamente diferenciables. Durante la primera etapa, bajo la guía de Lenin, era dable mantener en el seno de la organización un cierto intercambio de opiniones entre los líderes de los varios países; pero bajo la égida de Stalin ella se convirtió simplemente en un mecanismo de transmisión de las consignas venidas desde lo alto del Kremlin. Se obligó a todos los partidos miembros a copiar la forma de organización del partido comunista soviético, que se erigió como modelo, y a adoptar sus tácticas bajo el severo control del Komintern.
         
   La organización funcionó por algo más de veinte años. Tuvo muchos problemas con sus miembros por la intransigencia estalinista. Se enredó en la maraña del burocratismo. La Segunda Guerra Mundial dividió verticalmente a los proletarios del mundo y superpuso los sentimientos patrióticos y el interés de defender el territorio nacional por encima de la lucha de clases, tal como ocurrió con el movimiento obrero en la primera conflagración mundial. Al final la Internacional se autodisolvió el 15 de mayo de 1943. Digo mal: no se autodisolvió sino que Stalin la disolvió, en flagrante incumplimiento del juramento que hizo en 1924, cuando enterraba a su antecesor: “Te juramos, camarada Lenin, que daremos nuestra vida por consolidar y extender la Internacional Comunista”.
         
  George Novack, en su libro “The first three Internationals”, trató de explicar a su modo que esto ocurrió “debido al crecimiento y madurez de los partidos comunistas y dado el hecho de que, durante el curso de la Segunda Guerra Mundial, cierto número de partidos miembros han planteado la disolución de la Internacional. En la imposibilidad de convocar a un congreso, a causa de la guerra, el Presidium del Comité Ejecutivo resolvió someter a la aprobación de las secciones lo siguiente: disolver la Internacional Comunista como centro dirigente del movimiento obrero internacional, dispensando así a las secciones de las obligaciones derivadas de los estatutos y de sus congresos”.

Discurso de Lenin 

Himno de la III Internacional
Stalin llega al poder PINCHA AQUÍ para saber más de su ascenso.

ACTIVIDADES
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LECTURAS DE AMPLIACIÓN
- "La hija americana de Stalin" para descargar PINCHA AQUÍ

- "Conspiración Lochkart. El intento británico de matar a Lenin" PINCHA AQUÍ

- " Revolución en alta mar. El acorazado Potemkin" PINCHA AQUÍ


VÍDEOS

LA REVOLUCIÓN RUSA



CAUSAS DE LA REVOLUCIÓN RUSA



2 VÍDEOS SOBRE LA FAMILIA ROMANOV (ZAR NICOLÁS II)





LA REVOLUCIÓN DE 1905


EL ACORAZADO POTEMKIN


LA REVOLUCIÓN RUSA


DISCURSO DE LENIN


La revolución rusa (DOCUMASTER)



LAS PURGAS DE STALIN


1917: EL AÑO DE LAS 2 REVOLUCIONES EN RUSIA


LA REVOLUCIÓN RUSA EN 12 MINUTOS (MEMORIA DE PEZ)


70 AÑOS DE LA MUERTE DE STALIN (EL PAÍS)




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