Importante recordar la gran epidemia de la población....
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La historia de la economía nos enseña que muchas veces es necesario un desarrollo de la técnica para permitir el progreso económico.
Crédito: Spartacus Educational
Esto puede parecer actualmente una obviedad, cuando la tecnología es el principal motor de la economía mundial.
Sin embargo, durante muchos siglos, la forma de expandirse era a través de la conquista de tierras, la típica forma antigua y medieval de incrementar la economía. En este marco, sucedió algo bastante descomunal: la explotación intensiva de las tierras.
La imposibilidad de conquistar nuevas tierras hacia el siglo XI, llevó a numerosos feudos de Europa a administrar mejor la explotación de las tierras que ya tenían, y a incrementar nuevas herramientas que revolucionaron la actividad campesina, base de la economía medieval.
Por un lado, se empezó a utilizar el sistema de barbecho con rotación trienal, que suponía dejar descansar la tierra para lograr a largo plazo una mayor productividad, y diversificar los productos para hacerle frente a los cambios del mercado.
Por otra parte, aparecieron nuevas herramientas, que facilitaron enormemente la labor y dispararon la productividad. La más importante de todas fue el arado, que fue acompañado con elementos más pequeños pero útiles como la guadaña, el mayal y el rastrillo.
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El arado se ampliaba desde la
, pero era un arado precario, sin ruedas, tenía que ser mantenido por el que manejaba a la altura o inclinación conveniente para poder roturar la tierra.Eso requería un gran esfuerzo, además producía surcos irregular y se limitaba, en realidad, a arañar el suelo. Con este arado era necesario arar el campo dos veces, en forma de cruz, de manera que la segunda serie de surcos cruzara la primera en ángulo recto.
El arado que comenzó a utilizarse en el siglo XI era, en cambio, un arado con ruedas y vertedera. La vertedera es un dispositivo para guiar el surco y voltear la tierra, como un timón.
Las ruedas en el arado facilitaron su transporte y equilibrio, pero su inclusión hacía tan pesado al arado que se requería la fuerza de grandes animales de tiro.
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En su forma más acabada, el nuevo arado incluía una cuchilla para producir un corte vertical, una reja para cortar el suelo por debajo de la superficie y la vertedera para voltear y pulverizar la tierra, así como ruedas que que permiten surcos más perfectos y facilitan el trabajo del campesino que lo maneja, relevándolo de la tarea de mantener siempre el arado al nivel necesario para que cumpliera con función.
No se conoce con exactitud la procedencia del nuevo arado, pero parece haber sido un aporte germano por lo que debe haber penetrado en las Galias del norte en tiempos de las migraciones francas, pero su difusión fue muy lenta antes del siglo X.
Además, el mejoramiento del arado se fue efectuando mediante sucesivos perfeccionamientos hasta tomar la forma moderna, en lo esencial, hacia el siglo XIII.
Gracias a este arado, que era mucho más efectivo, se pudieron roturar nuevas tierras. Así, el viejo arado de palo fue relegado paulatinamente y se siguió usando sólo para los suelos demasiado secos y de poco espesor.
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Fuentes: Torres, C. y Martínez, V.: Historia de la Edad Media / Fossier, R.: Gente de la Edad Media / Duby, G.: Economía Rural y Vida Campesina en el Occidente Medieval
Los mapas del comercio medieval
La economía del Imperio romano se fundamentaba en dos actividades principales: la conquista y el comercio interno. Cuando, después de los principados de Trajano y Adriano se detuvo la primera, al poco tiempo surgió la crisis del siglo III, que duró casi cuarenta años y sumió al Estado en el caos. Fue entonces cuando la segunda también cayó.
El nivel del comercio mediterráneo durante los siglos I-II no volvió a recuperarse hasta siglos más tarde. La estabilidad del mundo romano cayó antes de que acabara la Antigüedad, y fue en este tiempo cuando comenzaron a surgir los orígenes de instituciones tan representativas de la Edad Media como la Iglesia, el feudalismo, las ciudades amuralladas…
La Edad Media no fue una ruptura con el mundo clásico y antiguo, fue su única consecuencia posible. Y, por supuesto, tampoco fue una edad oscura como la gente del Renacimiento nos vendió y cuya imagen continúa hasta el día de hoy.
Es un período de la historia de 1000 años en los que hubo cosas buenas y cosas malas. El nacimiento del empirismo, pilar de la ciencia moderna, es medieval, así como la brújula, las gafas, las notas musicales, el arte gótico y románico, los relojes mecánicos, las ventanas de cristal, la difusión del papel, los cubiertos, los molinos de agua y de viento, las herraduras, los números, el botón (mucho más importante de lo que parece)… y una lista casi sin fin de innovaciones e inventos tienen origen medieval.
El comercio también tuvo un fuerte crecimiento en esta era y, además, sobrepasó los límites del continente europeo.
Un detallado mapa del comercio medieval
En este interesantísimo mapa, elaborado por Martin Jad Mansson, representaría las principales rutas comerciales entre Asia, Europa y norte de África entre los siglos XI y XII.
Tenemos que recordar que esta es una época floreciente para la cultura: universidades, arte románico, el mundo urbano, la banca en algunas ciudades italianas… y la recuperación comercial.
Florecimiento que, si bien entró en crisis antes de la Peste Negra, fue esta pandemia la que hizo que todo este progreso se detuviera en seco (aunque algunos autores opinan lo contrario, que la peste fue un factor decisivo para el origen del Renacimiento).
Las rutas terrestres en siete grupos
Las rutas terrestres se dividen en siete grandes grupos:
- La primera y más famosa de todas ellas, en violeta, es la Ruta de la Seda, que iba desde Constantinopla hasta el noroeste de China, atravesando toda Asia central
- Las rutas europeas
- Las rutas rusas
- Las rutas del sur de Asia para la India y la Indochina
- Las rutas árabes
- Las rutas del Lejano Oriente
El grosor de las líneas en el mapa determina la importancia de la ruta y el mismo patrón se usa para conocer las ciudades que recibían mayor tráfico de mercancías.
Rutas medievales marítimas y fluviales
Las rutas marítimas y fluviales están señaladas con líneas discontinuas. Llama la atención la cantidad de rutas fluviales que encontramos en la zona de Rusia, que conectan el mar Báltico con el mar Negro.
Estas fueron exploradas poco tiempo antes por los varegos, como se denomina a los vikingos oriundos de la actual Suecia. Precisamente, a través de esos caminos de agua consiguieron convertirse en la clase dominante de la zona y fundar la Rus de Kiev, el estado del que tanto Bielorrusia como Ucrania y Rusia se consideran herederos.
Aunque el comercio báltico es intenso, hay que recordar que todavía no existe la Liga Hanseática, que se fundó en 1358, es decir, dos siglos más tarde. Fue, justamente, el lucrativo comercio en la zona lo que hizo que surgiera la federación.
También puede sorprender cuán al sur de África llegaron los árabes en sus contactos comerciales. Un par de siglos más tarde, y antes de la llegada de los portugueses, también los chinos alcanzarían esas costas.
El mapa del comercio en la península Ibérica
En la península Ibérica, todavía bajo dominio musulmán, destacan las ciudades andaluzas de Sevilla, Córdoba, Granada, Málaga y Almería. En la zona cristiana tenemos, en Castilla, Toledo, Segovia y Burgos, que se consolidaban ya como grandes centros laneros exportadores, y, en Aragón, Tarragona, importante puerto mediterráneo.
Fuente: Xataka. Las grandiosas rutas comerciales de la Edad Media, ilustradas en este detalladísimo mapa.
La monarquía medieval: de la elección al hereditarismo. Una mención a sus características
Las monarquías medievales se diferencian entre sí bien por donde surgieron o bien por su distancia en el tiempo, es decir, no es lo mismo la monarquía de los orígenes romanos, que la monarquía de los godos o la de los reinos cristianos o incluso con el paso del tiempo la monarquía feudal… Por este motivo, en estas líneas nos centraremos en algunos casos como fueron los visigodos o el reino astur.
Cuando hablamos de las monarquías como un sistema de gobierno entendemos el concepto de un monarca a la cabeza de un país, el cual su descendencia será el próximo jefe de estado y cuyo poder está limitado por una constitución y varias instituciones de gobierno como una presidencia, un congreso y un senado. Pero, nos hemos puesto a pensar cómo se caracterizaban las monarquías en a lo largo de la Edad Media.
A lo largo del siglo V ya se empezaba a notar la decadencia del Imperio Romano de Occidente uno de los hechos que agravó aún más este declive fue el asedio por parte de los hunos en el 451. No obstante, son varias las teorías que hablan sobre el declive de Roma como por ejemplo: el cristianismo y su legalización, las herejías, cambios climáticos y cosechas o las invasiones. Desde este siglo hasta el siglo IX conforman el periodo que se conoce como Alta Edad Media y está caracterizado por los sucesivos movimientos migratorios de diversos pueblos.
En el siglo V destacamos a los godos -el término visigodo se entendería como godos occidentales-, estos estaban asentados en las fronteras del Imperio y poseían un sistema de gobierno a cuya cabeza había un monarca que era elegido y no tenía permanencia en el tiempo. Es decir, este rey o líder era la cabeza de un pueblo en armas, su función era liderarlos y su permanencia en el poder estaría ligada a sus éxitos militares.
Los pueblos asentados en las afueras del imperio -no solo los godos– poseían una monarquía electiva y de carácter guerrero. Por este motivo, estos pueblos harían correrías y saqueos en zonas próximas a sus asentamientos con un objetivo simple, obtener un gran botín. Tras obtener un botín se procedería a un reparto poco equitativo entre el rey y sus guerreros de esta manera se daría una diferenciación social y el ascenso de clanes que tendrían predominio en la elección al puesto de monarca.
Teniendo en cuenta el prestigio una de las figuras que podríamos destacar es Alarico I que se caracterizaría por ser un gran caudillo militar y estar al servicio de Roma a través de un pacto o foedus. Alarico a cambio de estar en las fronteras de Roma puso sus tropas al servicio del Imperio, estos serían conocidos como foederati. Sin embargo, en los años 408 y 410, ante los impagos por parte del emperador Honorio, las tropas de Alarico marcharon sobre la ciudad de Roma. De esta manera se denota un alto liderazgo y la consolidación del poder godo, además, en las fuentes históricas aparecerá el término rex (rey).
Alarico consiguió un alto prestigio y ser rex godo, así como, a su muerte vemos una fijación por la familia pues sería nombrado monarca su cuñado Ataulfo. La monarquía goda alcanzaría una nueva meta tras el matrimonio de Alarico con Gala Placidia, hermana del emperador Honorio, de esta manera, se unen tradiciones romanas y godas, pero lo que más llamaría la atención fue la ostentosidad de la boda pues rozaría lo imperial, lo cual denotaba más prestigio para la monarquía goda.
Si ya hemos visto figuras militares y tradiciones romano-góticas otro de los puntos a tener en cuenta sería la creación de un reino cosa que pasaría en el 418 con las figuras de Walia y Teodorico I. Walia asentaría las tropas godas en la Galia y conseguiría otro foedus-pacto militar- con Roma y Teodorico establecería límites y la capital en Tolosa tanto que en las fuentes ya serían denominados como Reges Gothorum (Reyes Góticos). Estos tendrían una administración civil y militar sobre un pueblo y un territorio.
Paralelamente al ascenso visigodo en la Galia, otro pueblo en territorio francés comenzaría su ascenso, tanto que chocarán con los visigodos. Estos fueron los francos y su rey Clovis o Clodoveo I el cual en el 507, en la batalla de Vouille, derrotó a los visigodos y favoreció la migración de estos a la península ibérica. Estos empezarían a asentarse en ciudades y comenzaría de nuevo las luchas y el ascenso de figuras predominantes, este fue el caso de Atanagildo el cual lucharía contra otros reinos en la península como fueron los suevos, además, establecería la capital del reino en Toledo.
A la muerte de Atanagildo será sucedido por otro noble, Liuva, hermano de Leovigildo. Leovigildo ascenderá al trono tras ser asociado por su hermano Liuva, con él y su hijo Recaredo se conseguirá el máximo esplendor de la monarquía visigoda. Leovigildo sería un rey militar logrando el control peninsular mediante las armas a la vez que para afianzarse en el poder se convertiría al cristianismo, de esta manera, se daría una fijación teocrática y los inicios de la herencia en las monarquías por un orden teocrático, el poder pasa del padre al hijo. Con Recaredo, uno de los instrumentos para afianzar el poder sería la proclamación de concilios, reuniones de alto grado de carácter religioso a cuyo mando podría estar el monarca.
En el seiscientos se mantendría en gran medida la tradición iniciada por padre e hijo, asociar familiares al trono para favorecer la elección de esto, así como, presidir los numerosos concilios de Toledo que se celebrarían. Además, aparecerá la figura del rey legislador, un monarca que publicará códigos legales por los cuales se regirá la monarquía y establecerá bases legales. Este es el caso del Liber Iudiciorum publicado por Recesvinto.
Alrededor del 711 se inicia la invasión musulmana y caída de la Hispania visigoda, años más tarde se iniciaría el foco de resistencia por parte de aquellos cristianos que se refugiaron en el norte de la península que con el paso del tiempo daría lugar a la creación de los Reinos Cristianos. Un alto número de cristianos escapó de sus ciudades durante la invasión musulmana, también emigraron un alto número de nobles visigodos que se refugiaron en esta zona y con el paso del tiempo se asentaron y acomodaron en el lugar donde nacería el Reino de Asturias. Por este motivo, entre el 718 o el 722 -dependiendo de la historiografía- tuvo lugar la Batalla de Covadonga. Así iniciaría el foco de resistencia contra la invasión musulmana, pues las tropas omeyas serían derrotadas y se ensalzaría la figura de Don Pelayo, noble, guerrero y primer monarca del naciente Reino de Asturias.
La monarquía naciente del reino astur compartiría grandes similitudes con la monarquía visigoda pues encontramos características comunes. Por ejemplo, la figura del rey beligerante como fue el caso de Pelayo, así como el uso de la herencia pues los reyes astures evocarán a dinastías anteriores y se proclamarán herederos de los visigodos. Prueba de esto lo vemos por parte de Alberto Vengas Ramos el cual en su artículo recoge palabras del historiador español Claudio Sanchez Albornoz el cual habla de los orígenes godos de Pelayo y el que sería Alfonso I de Asturias.
“godo Pelayo […] y godo Alfonso, su yerno […] no puede
sorprender que junto a ellos acudieran los godos refugiados en el
país. Las evidentes raíces góticas que es fácil rastrear en la vida
política del reinecillo fundado en las breñas de Asturias y por los
astures, nunca antes contagiados de goticismo” (Ramos, 2013, 313).
De esta manera, quedan referenciadas unas tradiciones imperiales y la exaltación del pasado como instrumento para legitimar el poder. Tras Covadonga, Don Pelayo se limitaría a consolidar su reino en Asturias, con toda una serie de atributos que pronto darían los idearios de hombre de estado. Pues intentaría establecer una herencia al trono pues una monarquía electiva solo creaba debilidad política y estratégica (Fernández, 2017, 226). Sin embargo, a la muerte de Pelayo le sucedería su hijo Favila, pero de la misma manera que emplearon los visigodos mediante la asociación de su hijo al trono.
Mientras que en el caso hispano vemos la asociación al trono como un método para continuar con las dinastías, en el caso franco vemos algo parecido. En las primeras décadas del siglo VIII surgen figuras de gran importancia en el reino franco, estos son Pipino de Heristal y Carlos Martel. Estos obtendrían el cargo de “mayordomo de palacio” es decir, estaban al servicio del rey, pero estos se encargaban de realizar las funciones del monarca. Por este motivo, no es de extrañar que el cargo de mayordomo –ante la importancia que tenía- fuese sucesorio.
Carlos Martel mayordomo de palacio tuvo una de las grandes victorias frente a los musulmanes en territorio francés en la Batalla de Poitiers en el 732, al igual que en el caso hispano, la figura beligerante se mantendría muy presente. Por esto no es de extrañar que estos “mayordomos” fueran considerados los verdaderos reyes frente a los reyes merovingios que ya por este entonces recibieron el apodo de reyes holgazanes. Finalmente en el 754, tras el derrocamiento de los merovingios y con el apoyo del Papa Esteban II una nueva dinastía se establecería en el reino franco, iniciada por Pipino el Breve esta dinastía recibirá el nombre de carolingia por una de las grandes figuras de este momento Carlomagno.
Con Carlomagno el reino franco alcanza una etapa de gloria, se inicia una expansión hacia nuevos territorios como fue el caso del norte de Italia -haciendo frente a los lombardos-, varias campañas en la zona oriental del continente, pero la que mas llamaría la atención fue su entrada en los Pirineos, la creación de la Marca Hispánica un conjunto de condados bajo la protección del Reino Franco y las relaciones diplomáticas con el Reino de Asturias. De esta manera vemos dos monarquías que tienen unos dominios establecidos, una administración civil y militar, un territorio y relaciones diplomáticas.
De vuelta a España a diferencia del caso franco, el uso de la asociación familiar al trono era la única manera de garantizar la herencia. Por esto no era de extrañar que este método creara malestar en la sociedad, pues con la herencia se impedía el ascenso de otras ramas familiares nobiliarias al trono. Todo esto no impediría las deposiciones como fue el caso de Alfonso II el Casto, de Asturias, en el año 783. Otras de las figuras que destacamos es a Ordoño I, rey de carácter bélico que expandiría las fronteras del reino y que favorecería el fenómeno de repoblación, además mantendría relaciones diplomáticas con al-Ándalus. En el año 866 a su muerte hizo lo mismo que los reyes anteriores, asignó a su posición a su hijo que sería conocido como Alfonso III el Magno.
Con la figura de Alfonso III se marca un punto de inflexión atenderemos a hechos históricos de gran importancia entre los que encontramos: el uso de la cronística, se usará como instrumento para reivindicarse un pasado y utilizarlo para legitimar la monarquía y el Reino de Asturias, por ejemplo, Crónica de Alfonso III o la Crónica Albeldense. Otro de los puntos a reivindicar será la presencia de un nombre que designe su posición, es decir, un titulus por esto en la fuentes se puede encontrar a este monarca designado como Totus Hispaniae Imperator o Magnus Imperator (López Martín, 2019, 23). Por último dentro de la figura de este rey destacamos un hecho de gran importancia, a su muerte en el año 910 la capital del reino se traslada de Asturias a León, lo cual marca el fin del Reino de Asturias y la designación pues los reyes serán reyes de León. Además, con este rey vemos una herencia efectiva a su muerte el reino será divido en tres partes para sus hijos pero de manera efímera. Por ejemplo, de las tres partes: Galicia, Asturias-León y Castilla, Ordoño II de León fue también rey de Galicia.
Finalmente y a pesar de haber omitido algunos datos, podemos decir que vemos una evolución en las características de los sistemas monárquicos desde la caída de Roma. En sus inicios una monarquía guerrera y electiva que daría lugar al prestigio de figuras, a la diferenciación social y el uso de la asociación al trono, por otra parte, la aparición de administraciones –gran parte de la herencia de Roma-. Otros datos son el uso de las crónicas para reivindicar un pasado y de esta manera legitimar la herencia del poder, el uso del cristianismo bien en concilios, creando obispados o incluso con el apoyo del papado como fue el caso carolingio. Todo esto asentará las bases del poder monárquico y conforme llegaba el siglo XI y la plenitud medieval se manifestarían en las monarquías feudales.
IMÁGENES
Cano de la Peña, E, Alfonso III, 1852, Colección del Museo del Prado.
Than Mór, La fiesta de Atila, siglo XIX.
Leonardo, J, Alarico, rey godo, 1635, Colección del Museo del Prado.
Vera, A, Walia, rey de los visigodos, siglo XIX, Colección del Museo del Prado.
Barroeta y Anguisolea de, J, Leovigildo, 1854-1855, Colección del Museo del Prado.
Detalle de la Coronación de Carlomagno, Musei Vaticani. Disponible en: http://www.museivaticani.va/content/museivaticani/es/collezioni/musei/stanze-di-raffaello/stanza-dell-incendio-di-borgo/incoronazione-di-carlo-magno.html.
Realizado por Javier Muñoz Miguel, graduado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid.
LA PESTE NEGRA
La peste negra es la pandemia más devastadora en la historia de la Humanidad. Afectó a Eurasia en el siglo XIV. Alcanzó su punto máximo entre los años 1347 y 1353. Es difícil conocer el número de fallecidos, pero en el siglo XXI las estimaciones fueron de 25 millones de personas solo en Europa, representaba aproximadamente un tercio de la población total europea.
La pandemia se inició en primer lugar en Asia, para después llegar a Europa, a través de las rutas comerciales. Introducida por los marinos, la epidemia dio comienzo al sur de Italia en la ciudad de Mesina. Algunas áreas quedaron despobladas, otras estuvieron libres de la enfermedad o solo fueron ligeramente afectadas.
La Peste Negra fue un mal que atacó el norte de África, Asia, Oriente Medio y Europa. Debemos destacar, que hubo dos excepciones como fue el caso de Islandia y de Finlandia
La peste, según el autor árabe Ibn al-Wardi, pudo tener origen en el “País de la Oscuridad”, el kanato de la Horda de Oro, en territorio del actual Uzbekistán. Desde los puertos a las zonas interiores, la terrible plaga procedente de Asia se extendió por toda Europa.
Solamente un quinto de sus pobladores sobrevivió en la ciudad de Florencia. Se estima que uno de cada diez habitantes perdió la vida a causa de la peste negra en Alemania. Las ciudades alemanas como Bremen, Colonia o Hamburgo tuvieron una gran mortandad. No obstante, el número de muertes en el este de Alemania fue mucho menor.
Las consecuencias sociales fueron dramáticas. Se acusó a los judíos de ser los causantes de la epidemia por medio de la intoxicación y el envenenamiento de los pozos de agua. Se iniciaron pogromos judíos en muchos lugares de Europa, lo que provocó su muerte en muchas ciudades europeas.
La Peste Negra fue un mal que atacó el norte de África, Asia, Oriente Medio y Europa. Debemos destacar, que hubo dos excepciones como fue el caso de Islandia y de Finlandia.
LA EDAD MEDIA A INICIOS DEL SIGLO XIV
Tras vivir varios años de un clima benigno y buenas cosechas, la población de Europa aumentó hasta los ochenta millones de habitantes. Este crecimiento demográfico fue debido a las nuevas técnicas agrarias.
Se empezó a emplear el caballo en lugar del buey. Esto es importante, porque el caballo ara a doble velocidad que el buey y éste se dejó solamente para labrar las tierras nuevas, pues al tener más fuerza el buey, introduce el arado a doble profundidad que el caballo. La utilización del arado con reja de hierro y la división de la tierra en tres cultivos en lugar de dos, lo que se denomina cultivo de alternancia trienal, hizo que la producción del campo aumentara.
Sin embargo, este modelo de desarrollo comenzó a presentar signos de agotamiento por la necesidad de más tierras y más caballos disponibles para lograr alimentar a todo el crecimiento de la población. El cultivo trienal no lograba regenerar totalmente los campos. Tampoco, el ganado tenía pastos suficientes, por lo que continuó la desforestación.
Los bubones aparecían en las ingles, las axilas y bajo las orejas
Como vemos, la economía europea había resurgido debido a las buenas producciones agrarias, a la reanudación constante de las caravanas comerciales por la Ruta de la Seda, y dato de gran importancia para la propagación de la enfermedad, la mejora de las técnicas de navegación y construcción de navíos, con las que poder transportar cargamentos de gran tamaño desde puertos como los existentes en mar Negro o el mar Mediterráneo, hasta las ciudades italianas, Barcelona o Marsella.
Este aumento de la riqueza se puede constatar en las construcciones de importantes catedrales europeas, cada vez más grandes y más altas, que provoca el desarrollo del estilo gótico.
Este desarrollo, también trajo el crecimiento de las ciudades respecto del campo, así como el progresivo desprecio a las personas, que no vivían en ellas. Otro cambio importante en las consecuencias traídas por la peste fueron, las costumbres de diferenciar a los grupos sociales por la indumentaria. Así la casada, la soltera y la barragana (prostituta) pasarían a vestir de forma diferente; también los cristianos de los judíos, para desgracia de estos últimos.
Médico durante la peste. Vean como ya usaban mascarillas
EL DESARROLLO DE LA ENFERMEDAD
La medicina no estaba preparada en aquel tiempo histórico, no ya para tratar la enfermedad, ni tan siquiera para investigarla, pese a los heroicos esfuerzos y sacrificios de personas como Juan Tomás de Porcell. No obstante, la mayoría de variedades de Yersinia Pestis se han encontrado en China, lo que sugiere que la epidemia podría haberse originado en esa región.
Varios cronistas de la época indican la brusquedad con la que aparecían los síntomas. Una persona podía estar sana por la mañana y tener fiebre alta por la tarde, para morir al llegar la noche. Según la literatura médica y de otra índole, los afectados padecían todos o varios de los siguientes síntomas según Giovanni Boccaccio y otros autores:
Fiebre alta incluso superando los 40 grados. Tos y esputos sanguinolentos. Sangrado por la nariz y otros orificios. Sed aguda. Manchas en la piel de color azul o negro debido a pequeñas hemorragias cutáneas. Aparición de bubones negros en ingles, cuello, axila, brazos, piernas o tras las orejas, debido a la inflamación de los ganglios pertenecientes al sistema linfático. Gangrena en la punta de las extremidades. Rotura de los bubones supurando líquido con un olor pestilente.
Se describe un tipo de peste casi asintomático, que provocaba la muerte a las catorce horas aproximadamente. El calificativo negra se debe a las manchas, bubones y al aspecto producido por la gangrena en los dedos de manos y pies. La connotación de mal olor, que posee la palabra peste, la dieron los hedores, que emanaban al romperse los bubones, ganglios linfáticos inflamados.
Mascarilla usada por los médicos contra la peste negra
Los bacteriólogos Kitasato y Yersin descubrieron, que el origen de la peste era la bacteria yersinia pestis, que afectaba a las ratas negras y a otros roedores y se transmitía a través de los parásitos que vivían en esos animales, en especial las pulgas, las cuales inoculaban el bacilo a los humanos con su picadura.
La peste era pues una zoonosis, una enfermedad que pasa de los animales a los seres humanos. El contagio era fácil, porque ratas y humanos estaban presentes en graneros, molinos y casas, lugares en donde se almacenaba o se transformaba el grano del que se alimentan estos roedores, circulaban por los mismos caminos y se trasladaban con los mismos medios, como los barcos.
La bacteria rondaba los hogares durante un período de entre 16 y 23 días antes de que se manifestaran los primeros síntomas de la enfermedad. Transcurrían entre tres y cinco días más, hasta que se produjeran las primeras muertes, y tal vez una semana más hasta que la población no adquiría conciencia plena del problema en toda su dimensión.
La forma de la enfermedad más corriente era la peste bubónica primaria, pero había otras variantes:
- La peste septicémica, en la cual el contagio pasaba a la sangre, lo que se manifestaba en forma de visibles manchas oscuras en la piel de ahí el nombre de “muerte negra” que recibió la epidemia.
- La peste neumónica, que afectaba el aparato respiratorio y provocaba una tos expectorante que podía dar lugar al contagio a través del aire. La peste septicémica y la neumónica no dejaban supervivientes.
Las autoridades de distintas ciudades llegaron a la conclusión, de que la enfermedad tardaba no más de 39 días en aparecer y, los que lograban sobrevivir no volvían a contagiarse nuevamente. Esto provocaba la conocida cuarentena, que pasaban viajeros y navegantes confinados a la llegada de algunas ciudades italianas.
Científicos del siglo XXI indican, que la enfermedad podría tener un periodo de incubación no contagioso de unos diez o doce días. A éste seguiría un periodo de latencia asintomático, pero contagioso, de unos veinte o veintidós días.
Posteriormente, aparecerían los síntomas y la enfermedad mataba en cuatro o cinco días más. De ser así, este periodo de incubación y latencia tan largo sería una de las causas que permitió su rápida propagación.
Los documentos más fiables son censos con fines recaudatorios, que no tienen en cuenta la población exenta de impuestos por distintos motivos. Pese a todo, indica que la peste negra pudo presentar una mortalidad del 80 %, extrapolando datos de la epidemia padecida en la ciudad china de Cantón hacia el año 1894.
El principal medio de contagio de la peste eran las picaduras de las pulgas, que campaban a sus anchas en una sociedad con tan poca higiene como la medieval. Pese a que es difícil constatarlo con una enfermedad que afectó a tantas personas de todo tipo y condición, sí que parece, que determinadas ocupaciones estaban más expuestas a padecer peste que otras, siendo las más peligrosas ser comerciante de paños, las pulgas se esconden entre los tejidos que, por ejemplo, ser herrero.
De hecho, pronto se dieron cuenta del peligro de las vestiduras y entre las primeras medidas, que se emplearon en Europa para evitar el contagio, fue el de quemar la ropa de los infectados o prohibir la entrada de cargamentos de tejidos en las ciudades. Incluso en algunas ciudades se permitía la entrada al viajero solo después de haberse deshecho de las ropas, que se traía puestas, cambiadas por otras seguras prestadas por la propia ciudad.
LA EXTENSIÓN DE LA ENFERMEDAD
Se inicia en Europa en la ciudad de Caffa (la actual Feodosia) en la península de Crimea a orillas del mar Negro. En el año 1346, Caffa estaba asediada por el ejército mongol, en cuyas filas se manifestó la enfermedad. Se dijo, que fueron los mongoles quienes extendieron el contagio a los sitiados. Según el cronista genovés Gabriele de Mussis, los rudos guerreros de las estepas asiáticas cargaron sus catapultas con los cadáveres de sus muertos y los lanzaron a la ciudad. Algo así como el primer ataque bacteriológico de la historia. Se tiene constancia, de que la enfermedad salió en barco de esta ciudad, en octubre del año 1347.
Cuando tuvieron conocimiento de la epidemia, los mercaderes genoveses que mantenían allí una importante colonia comercial huyeron despavoridos, llevando consigo los bacilos y llegó a Mesina (sur de Italia) a finales de dicho año, desde donde se difundió por el resto del continente.
Hubo una guerra entre el Reino húngaro y el napolitano en el año 1347, puesto que el rey Luis I de Hungría reclamaba el trono después del asesinato de su hermano Andrés, quien murió asesinado por su propia esposa, la reina Juana I de Nápoles. De esta manera, Luis condujo una campaña militar que coincidió con el estallido de la Peste Negra.
Ante tanta muerte por la enfermedad, la campaña pronto tuvo que ser suspendida y los húngaros regresaron a casa, extendiendo la pandemia por todo el centro de Europa.
La peste se extendió desde Italia por toda Europa afectando territorios de las actuales Francia, España, Inglaterra, Bretaña, Alemania, Hungría la península Escandinava y Rusia.
Se estima, que entre el 30 % y el 60 % de la población de Europa murió desde el comienzo del brote a la mitad del siglo XIV. Aproximadamente 25 millones de muertes tuvieron lugar sólo en Europa junto a otros 40 a 60 millones en África y Asia. Algunas localidades fueron totalmente despobladas y los pocos supervivientes huyeron y extendieron la enfermedad aún más lejos.
La gran pérdida de población trajo cambios económicos basados en el incremento de la movilidad social, porque la despoblación erosionaba las obligaciones de los campesinos a permanecer en sus tierras. La peste provocó una contracción del área cultivada en Europa, lo que hizo descender profundamente la producción agraria. Esta caída llegó a ser de un 40 % en la zona norte de Italia, en el periodo comprendido entre los años 1340 y 1370.
La repentina escasez de mano de obra barata proporcionó un gran incentivo para la innovación, que ayudó a traer el fin de la Edad Media. La peste negra acabó con un tercio de la población de Europa y se repitió en sucesivas oleadas hasta el año 1490. Ninguno de los brotes posteriores alcanzó la gravedad de la epidemia del año 1348.
Si seguimos la explicación de la medievalista Ana Luisa Haindl, fueron los pueblos de las estepas quienes se habrían contagiado fuertemente, porque usaban pieles de animales sin curtir para vestirse Entonces, la transmisión de pulgas, agente transmisor de la peste, era inevitable. De hecho, hoy los científicos no culpan tanto a las ratas del contagio de la peste, sino más a las pulgas, presentes no sólo en los roedores, sino también en otros mamíferos.
En todo caso, una de las grandes cuestiones que se plantean es la velocidad de propagación de la peste negra. Algunos historiadores nos dicen que la modalidad mayoritaria fue la peste neumónica o pulmonar, y que su transmisión a través del aire hizo que el contagio fuera muy rápido.
Como dice Ana Luisa Haindl, las costumbres de las sociedades tampoco ayudaron mucho para contener la peste. Las ciudades europeas solían ser de aproximadamente 40.000 habitantes. Las ciudades más grandes de la época eran orientales: Damasco o Constantinopla, con un millón de habitantes. Sin embargo, la forma en la que vivía la gran mayoría de la población, era de unas condiciones de hacinamiento e higiene bastante precarias para nuestros parámetros actuales.
San Sebastián sacando un bubo de peste. Detalle de los murales de la Capilla de San Sebastián, Lanslevillard, Francia. Anónimo francés del siglo XV
La gente en esos días no tenía la costumbre de lavarse las manos, tampoco el baño era a diario. La ropa se usaba varios días seguidos, la gente vivía en casas pequeñas, a veces con una sola habitación, albergando un grupo familiar completo, muchas veces conviviendo con animales domésticos y ratas. Hay que pensar en ciudades sin alcantarillado y casas sin baño. Todo eso crea condiciones muy adversas para evitar la propagación de una peste.
Cuando la peste llegó a la ciudad de Florencia, en el año 1348, rápidamente se propagó. Algunos se encerraron en sus casas, otros paseaban por la ciudad con flores aromáticas para inhalar debido al fuerte olor a podredumbre.
La cantidad de muertos fue tal, que como cuenta el escritor florentino Giovanni Boccaccio en su libro “El Decamerón”, las iglesias no contaban con espacio suficiente para recibir los cuerpos, por lo que hubo que excavar grandes fosas comunes. Y eso que eran los más afortunados de la sociedad. En los barrios populares, a los muertos simplemente los arrojaban a la calle.
Por otro lado, cuando se afectaban los pulmones y la sangre, la muerte se producía de forma segura y en un plazo de horas, de un día como máximo, a menudo antes de que se desarrollara la tos expectorante, que era el vehículo de transmisión. Por tanto, dada la rápida muerte de los portadores de la enfermedad, el contagio por esta vía sólo podía producirse en un tiempo muy breve, y su expansión sería más lenta.
Como estamos viendo, la transmisión se produjo a través de barcos y personas que transportaban los fatídicos agentes, las ratas y las pulgas infectadas, entre las mercancías o en sus propios cuerpos, y de este modo propagaban la peste, sin darse cuenta, allí donde llegaban. Las grandes ciudades comerciales eran los principales focos de recepción.
Desde ellas, la plaga se transmitía a los burgos y las villas cercanas, que a su vez irradiaban el mal hacia otros núcleos de población próximos y hacia el campo circundante.
Estas ciudades, a su vez, se convertían en nuevos epicentros de propagación a escala regional e internacional. La propagación por vía marítima podía alcanzar unos 40 kilómetros diarios, mientras que por vía terrestre oscilaba entre 0,5 y 2 kilómetros, con tendencia a aminorar la marcha en estaciones más frías o latitudes con temperaturas e índices de humedad más bajos. Ello explica que muy pocas regiones se libraran de la plaga, tal vez, sólo Islandia y Finlandia.
A pesar de que muchos huían al campo cuando se detectaba la peste en las ciudades y se decía que lo mejor era huir pronto y volver tarde. En cierto modo, las ciudades eran más seguras, dado que el contagio era más lento porque las pulgas tenían más víctimas a las que atacar.
En efecto, se ha constatado que la progresión de las enfermedades infecciosas es más lenta cuanto mayor es la densidad de población, y que la fuga contribuía a propagar el mal, sin apenas dejar zonas a salvo y el campo no escapó de las garras de la epidemia. En cuanto al número de muertes causadas por la peste negra, los estudios recientes arrojan cifras espeluznantes.
El índice de mortalidad pudo alcanzar el 60% en el conjunto de Europa, ya como consecuencia directa de la infección, ya por los efectos indirectos de la desorganización social provocada por la enfermedad, desde las muertes por hambre hasta el fallecimiento de niños y ancianos por abandono o falta de cuidados.
La península Ibérica, por ejemplo, pudo haber pasado de seis millones de habitantes a dos o bien dos y medio, con lo que habría perecido entre el 60 y el 65 % de la población. Se ha calculado que ésta fue la mortalidad en Navarra, mientras que en Cataluña se situó entre el 50 y el 70 %.
Más allá de los Pirineos, los datos abundan en la idea de una catástrofe demográfica. En Perpiñán fallecieron del 58 al 68 % de notarios y jurisperitos. Tasas parecidas afectaron al clero de Inglaterra.
La Toscana, una región italiana caracterizada por su dinamismo económico, perdió entre el 50 y el 60 % de la población. Siena y San Gimignano, alrededor del 60 %, Prato y Bolonia algo menos, sobre el 45 %, y Florencia vio como de sus 92.000 habitantes quedaban poco más de 37.000. En términos absolutos, los 80 millones de europeos quedaron reducidos a tan sólo 30 millones de personas entre los años 1347 y 1353.
Los brotes posteriores de la epidemia cortaron de raíz la recuperación demográfica de Europa, que no se consolidó hasta casi una centuria más tarde, a mediados del siglo XV.
Durante los decenios, que siguieron a la gran epidemia de 1347-1353, se produjo un notorio incremento de los salarios, a causa de la escasez de trabajadores. Hubo, también, una fuerte emigración del campo a las ciudades, que recuperaron su dinamismo.
En el campo, una parte de los campesinos pobres pudieron acceder a tierras abandonadas, por lo que creció el número de campesinos con propiedades medianas, lo que dio un nuevo impulso a la economía rural. Así, algunos autores sostienen que la mortandad provocada por la peste pudo haber acelerado el arranque del Renacimiento y el inicio de la modernización de Europa.
Las malas condiciones de higiene, una medicina precaria y alimentación deficitaria fueron factores clave en su incidencia. La enfermedad golpeó las estructuras sociales, como a la Iglesia, y fue un antecedente para los cambios que vendrán en el siglo siguiente con la formación de los Estados nacionales y el Renacimiento.
LA MEDICINA MEDIEVAL
La medicina era impartida en las universidades, pero era más empírica que científica y seguía influida en buena medida por los conocimientos aportados por Galeno de Pérgamo y otros autores griegos y latinos. La práctica médica se realizaba de una forma reflexiva, partiendo de los textos clásicos, y no científica, basada en la experimentación metodológica.
La medicina medieval, como vemos, era muy precaria. No sabían qué provocaba la enfermedad y mucho menos, cómo curarla o prevenirla. Se usan brebajes de hierbas y piedras preciosas, a veces metales pesados, sangrías para bajar la fiebre, pomadas para neutralizar el veneno de los bubones. Eran prácticas más perjudiciales que sanadoras. Algunos médicos acertaron con algunas medidas como el uso de mascarillas o los medios para purificar el aire. Por ejemplo, se cuenta que el Papa Clemente VI se salvó, porque se mantuvo aislado y rodeado de fogatas con hierbas aromáticas.
EL FIN DEL MUNDO
Si seguimos al gran historiador Le Goff nos dice, que la gente de la Europa medieval, vivía en el temor. “Las matanzas de las invasiones bárbaras, la gran peste del siglo VI, las terribles hambrunas que se repiten de vez en cuando mantienen la angustiosa espera: mezcla de temor y de esperanza pero, principalmente y cada vez más, miedo, pánico, terror colectivo. El Occidente medieval, en esa espera de la salvación, es el mundo del miedo ineludible”.
Por ello, se extiende la idea de un inminente fin del mundo y la llegada de un anticristo, que eran comunes en la época. Ello permitió el surgimiento de varias corrientes de pensamiento como el milenarismo, que aspiraba a la realización de la dicha eterna, en la tierra. También surgieron movimientos alternativos como los cátaros, quienes propugnaban la idea de la salvación a partir de la vida ascética lejos del mundo material, y cuestionaban a la Iglesia Católica, quien los combatió con todo su poder al considerarlos herejes.
Ya en el siglo XII, se habían desarrollado con fuerza las ideas milenaristas y con ello, el Fin del Mundo está cerca y la Segunda Venida de Cristo era inminente. Las calamidades que se sufrían, como guerras y las pestes, se interpretan como indicios apocalípticos y algunos líderes son vistos como encarnaciones del Anticristo. La idea, que se desarrolla es que la pestes, es un castigo por los pecados está muy difundida.
El mismo Giovanni Boccaccio en su obra “El Decamerón “deja entrever la idea de la aparición de la plaga en Florencia como un designio divino. En dicha obra Boccacio decía: “Llegó la mortífera peste que o por obra de los cuerpos superiores o por nuestras acciones inicuas fue enviada sobre los mortales por la justa ira de Dios para nuestra corrección que había comenzado algunos años antes en las partes orientales privándolas de gran cantidad de vivientes”.
Como dice la medievalista Ana Luisa Haindl, desde el punto de vista espiritual, surgen varias reacciones ante la Peste: algunos aumentan su fe y rezan más que nunca. Pero, este aumento de la fe, cuando no es bien encauzado, puede caer en prácticas fanáticas e incluso heterodoxas, como los famosos flagelantes que recorren Europa, predicando el fin del mundo, ayunando y protagonizando autoflagelaciones públicas.
La iglesia católica vivía en aquellos tiempos históricos, cismas internos y el cuestionamiento a la autoridad papal, debido a la ostentación y el vínculo con el poder político de reyes y señores feudales. Algunas personas irán desarrollando un pensamiento crítico mayor, que los llevará, más adelante, a cuestionar los dogmas y autoridades religiosas, que llevará a la Reforma Protestante, pero también al Humanismo del siglo XV y XVI y a la Contrarreforma del siglo XVII.
Sin embargo, la religión seguía unificando a Europa bajo la Iglesia Católica. En aquel momento histórico existía una gran desafección debido al traslado de la corte papal a la ciudad francesa de Avignón. Por otra parte, muchos clérigos, obispos e incluso los propios Papas eran dados a los placeres mundanos, poseer y pasearse con concubinas o aceptar la simonía.
EL CAMBIO CLIMÁTICO
La peste negra se desarrolla en una época conocida como Pequeña Edad de Hielo, que debió comenzar hacia el año 1300, produciendo una disminución en las cosechas, con el consiguiente incremento de hambrunas o malnutrición. Por tanto, la epidemia encontró a dos o más generaciones debilitadas desde la infancia por estos sucesos.
Esto fue causado por pequeños cambios climáticos en Asia. Ciclos de primaveras húmedas y veranos cálidos, seguidos de repentinos periodos secos y fríos en Asia Central, que acabaron con la mayoría de los jerbos portadores de las pulgas y que forzaron a las pulgas a buscar otros animales alternativos, como fueron los humanos, los camellos o ratas.
Estos cambios climáticos no sólo afectan a los animales y las plantas sino también a los microbios que aunque no los veamos, forman parte de ese ecosistema tan complejo que es la Tierra
Cada vez existen más ejemplos de cómo las fluctuaciones en el clima, como ya vimos en la pandemia de Justiniano, pueden afectar a la población de roedores y como consecuencia causar un brote infeccioso. Esto también sucede en los tiempos contemporáneos que nos toca vivir y así por ejemplo, a inicios de la década de los noventa del siglo pasado, debido a una época de intensas lluvias, la densidad de la población de ratones silvestres aumentó en algunas zonas de los Estados Unidos.
Estos ratones son portadores de un tipo de virus, que en humanos causan un síndrome pulmonar grave, que puede ocasionar la muerte de forma rápida. Se pudo constatar la muerte de varias personas y al inicio se denominó a este grupo de virus Hantavirus, que están distribuidos por todo el mundo y que fueron responsables de varios miles de casos de fiebres hemorrágicas, que ocurrieron en los soldados norteamericanos durante la guerra de Corea.
Nuestro planeta Tierra está formado por un ecosistema vivo y todo pequeño cambio puede afectar a las poblaciones de seres vivos, que habitan en él. Los cambios climáticos que se están produciendo en nuestro tiempo también tendrán consecuencias en el desarrollo de pandemias por eso debemos de ser conscientes de nuestras debilidades y tomarnos en serio el cambio climático. Como hemos visto tanto en la pandemia de Justiniano como en la peste negra, hubo cambios climáticos que están en el origen de estos desastres sanitarios.
Estos cambios climáticos no sólo afectan a los animales y las plantas sino también a los microbios que aunque no los veamos, forman parte de ese ecosistema tan complejo que es la Tierra.
LECTURAS DE AMPLIACIÓN
EL RENACER DE LAS CIUDADES- LA CUNA DE HALICARNASO
LA PESTE NEGRA- PERO ESO ES OTRA HISTORIA
LA PESTE NEGRA- ACADEMIA PLAY
EL ARTE GÓTICO- EL CUBIL DE PETER
ESCULTURA GÓTICA- ARTE HISTORIA
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