jueves, 11 de enero de 2024

4º ESO- LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL Y LA SOCIEDAD DE CLASES

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MAPAS CONCEPTUALES
















































































INFORMACIÓN EXTRA

El siglo XVIII fue un período de innovación y desarrollo significativo. Conocido como la Era de la Ilustración fue una etapa en la que el mundo fue testigo de una serie de inventos innovadores que comenzaron a pavimentar nuestra sociedad hasta la actualidad. Muchos de estos avances científicos que hoy damos por sentado tienen sus raíces en esta importante época de la historia.

Si bien el siglo XVIII marcó el comienzo de la primera Revolución Industrial, también demostró ser el inicio de un alejamiento progresivo de las formas religiosas tradicionales de autoridad y un movimiento con paso firme hacia la ciencia y el pensamiento racional. Estos son los inventos más importantes del siglo XVIII, entre los que comprobarás, que muchos de ellos siguen siendo prácticos a día de hoy, aunque hayan sido modernizados y refinados con el paso del tiempo.

Inventos más importantes del siglo XVIII

Inventos más importantes del siglo XVIIIMidjourney/Sarah Romero

Máquina de vapor (1712)

Inventada inicialmente por Thomas Newcomen y mejorada con menos gasto de combustible por el también británico James Watt, la máquina de vapor sentó las bases de la Revolución Industrial. Hoy en día, las turbinas de vapor todavía se utilizan en las centrales eléctricas para generar electricidad.

Lanzadera volante (1733)

La lanzadera de John Kay revolucionó la industria textil al acelerar significativamente el proceso de tejido. Gracias a este invento llegarían el telar mecánico y otros avances, que finalmente condujeron a la producción en masa de los textiles.

Estufa Franklin (1742)

La estufa de Benjamin Franklin, también conocida como la chimenea de Pensilvania, fue uno de los primeros intentos de mejorar la eficiencia de la calefacción del hogar. Si bien el diseño ha evolucionado con el tiempo, la estufa de leña moderna comparte muchas similitudes con el concepto original de Franklin.

Pararrayos (1752)

Otro invento de Benjamin Franklin, el pararrayos brindaba protección contra los rayos al conducir la electricidad de manera segura al suelo. Como sabemos, se sigue usando ampliamente hoy en día para proteger edificios y estructuras contra daños por rayos.

Ilustración

IlustraciónMidjourney/Sarah Romero

Hiladora Jenny (1764)

Inventada por el inglés James Hargreaves, revolucionó la industria textil al permitir que varios husos se hilaran simultáneamente, lo que permitía que una sola persona manejase varios carretes a la vez. Esta invención allanó el camino para otras máquinas de hilar, lo que aumentó en gran medida la eficiencia de la producción textil.

Cronómetro (1761)

El cronómetro marino de John Harrison permitía a los marineros determinar su longitud en el mar, mejorando enormemente la navegación. Si bien la tecnología GPS moderna ha reemplazado al cronómetro en su mayoría, sigue siendo importante en algunas industrias.

Agua carbonatada (1767)

Al científico y teólogo británico Joseph Priestley le debemos este cimiento para la industria de los refrescos. Hoy en día, las bebidas carbonatadas se consumen en todo el mundo y el proceso de carbonatación también se utiliza en otras aplicaciones, como la conservación de alimentos.

Prensa hidráulica (1795)

La prensa hidráulica de Joseph Bramah aumentó la fuerza aplicada a una superficie mediante el uso de la presión del agua. Los sistemas hidráulicos modernos siguen empleándose en diversas industrias, incluidas la construcción, la fabricación y la automoción.

Lámpara Argand o quinqué (1780)

Inventada por el físico suizo Aimé Argand, el quinqué original presentaba una mecha cilíndrica y una chimenea de vidrio, proporcionando una iluminación más brillante y eficiente que las lámparas de aceite anteriores. La iluminación eléctrica ha desbancado este invento, pero hay lámparas modernas que siguen aplicando sus bases.

Globo aerostático (1783)

El globo aerostático de los hermanos Montgolfier abrió los cielos a la exploración humana y hoy día seguimos viendo globos aerostáticos recreativos.

Desmotadora de algodón (1793)

Obra del estadounidense Eli Whitney, este invento revolucionó la producción de algodón al automatizar el proceso de separación de las fibras de algodón de las semillas. Si bien el diseño específico de la desmotadora de algodón ya no se usa, su impacto en la industria textil sigue teniendo eco en nuestros días.

Vacuna contra la viruela (1796)

La primera vacuna: la vacuna contra la viruela de Edward Jenner marcó el comienzo de las prácticas modernas de inmunización y condujo a la erradicación de la viruela. Huelga decir lo importantes que son las vacunas en nuestro mundo.

Inventos

InventosMidjourney/Sarah Romero

Litografía (1796)

La invención de la litografía de Alois Senefelder, un método de impresión que utiliza una superficie de piedra, allanó el camino para los avances en la tecnología de impresión. Hoy en día, la litografía se sigue utilizando en microfabricación y como una forma de arte tradicional.

Batería (1800)

Aunque técnicamente fue inventada en el siglo XIX por la fecha de la patente, la batería de Alessandro Volta es digna de mención debido a su profundo impacto en las invenciones posteriores. Permitió el desarrollo de dispositivos eléctricos portátiles y sigue siendo un componente esencial en la electrónica moderna.

Referencias:

  • Hilaire-Pérez, L. (2007). Technology as a Public Culture in the Eighteenth Century: The Artisans’ Legacy. History of Science, 45(2), 135–153. https://doi.org/10.1177/007327530704500202
  • Howes, L. (2014). Temperature: Its Measurement and Control in Science and Industry. Springer Science & Business Media.
  • Rosen, W. (2012). The most powerful idea in the world: A story of steam, industry, and invention. University of Chicago Press.
  • Hopkins, D. R. (1983). Princes and peasants: Smallpox in history. University of Chicago Press.
  • Pancaldi, G. (2003). Volta: Science and culture in the age of enlightenment. Princeton University Press. 

Información sacada de: https://www.muyinteresante.es/ciencia/61154.html 


BIOGRAFÍAS

George Stephenson

Ingeniero mecánico inglés que inventó la locomotora de vapor (Wylam, Northumberland, 1781 - Chesterfield, Derbyshire, 1848). Hijo de un mecánico que manejaba una bomba de vapor para achicar agua en una mina (del tipo de Newcomen), se familiarizó desde muy joven con estas máquinas. Su curiosidad le llevó a estudiar en una escuela nocturna y, mientras se ganaba la vida ejerciendo toda clase de oficios, siguió educándose al ayudar a repasar las lecciones a su hijo.


George Stephenson

Establecido por fin como mecánico jefe de la mina de Killingworth, desde 1813 se interesó por la aplicación de la máquina de vapor de James Watt al arrastre de vagones sobre raíles. Creó la locomotora Blucher, que fue perfeccionando sucesivamente, hasta que en 1821 convenció a los promotores del proyecto de ferrocarril de Stockton a Darlington para que éste fuera tirado por una locomotora de vapor y no por caballos; así surgió la primera línea ferroviaria moderna, construida por Stephenson en 1825.

El éxito hizo que le llamaran para construir la línea de Liverpool a Manchester, mucho más larga; en aquella ocasión, su locomotora Rocket ganó una carrera con otras locomotoras que aspiraban a emplearse en la línea (1829). Stephenson instaló en Newcastle una fábrica de la que salieron las ocho locomotoras que funcionaron en este primer servicio regular de ferrocarril, y fue llamado para construir o asesorar en muchos otros ferrocarriles de los que se iban extendiendo por el mundo.


La locomotora Rocket

Con su talento práctico para la mecánica, George Stephenson resolvió sobre la marcha los múltiples problemas que iban surgiendo en el trazado de nuevas líneas, construcción de puentes, máquinas, raíles y vagones, además de enfrentarse a quienes desconfiaban de este nuevo medio de comunicación por sus supuestos efectos sobre la salud y el medio ambiente. La construcción de redes ferroviarias dio un empuje definitivo a la Revolución Industrial al incrementar notablemente la demanda de carbón, hierro y maquinaria y facilitar el transporte de mercancías pesadas y personas; la necesidad de fuertes inversiones, por otra parte, preludió la formación de grandes corporaciones industriales y financieras, fenómeno característico de la Segunda Revolución Industrial.


James Watt

(Greenock, Reino Unido, 1736 - Heathfield Hall, id., 1819) Ingeniero escocés cuyo perfeccionamiento de la máquina de vapor resultó clave para el desarrollo de la Revolución Industrial. Estudió en la Universidad de Glasgow y posteriormente (1755) en la de Londres, en la que sólo permaneció un año debido a un empeoramiento de su salud, ya quebradiza desde su infancia.


James Watt

A su regreso a Glasgow en 1757, abrió una tienda en la universidad dedicada a la venta de instrumental matemático (reglas, escuadras, compases, etc.) de su propia manufactura. En la universidad tuvo la oportunidad de entrar en contacto con muchos científicos y de entablar amistad con Joseph Black, el introductor del concepto de calor latente. En 1764 contrajo matrimonio con su prima Margaret Miller, con la que tuvo seis hijos antes de la muerte de ésta, nueve años más tarde.

Ese mismo año (1773) observó que las máquinas de vapor Newcomen (inventadas por el herrero inglés Thomas Newcomen a principios de siglo, en 1712) desaprovechaban gran cantidad de vapor, y en consecuencia, una alta proporción de calor latente de cambio de estado, susceptible de ser transformado en trabajo mecánico. En 1766 diseñó un modelo de condensador separado del cilindro, su primera y más importante invención, que permitió lograr un mayor aprovechamiento del vapor e incrementar de este modo el rendimiento económico de la máquina.


James Watt y la máquina de vapor (óleo de James Eckford Lauder)

Este perfeccionamiento constituyó un factor determinante en el avance de la Revolución Industrial. En 1768 se asoció con John Roebuck para construir su propio modelo de máquina de vapor, que patentó un año más tarde. Tras la quiebra de Roebuck en 1772, se trasladó a Birmingham dos años más tarde para compartir la explotación de su patente con Matthew Boulton, propietario de Soho Works, y con ello se inició una colaboración que se mantuvo por espacio de veinticinco años. En 1776 contrajo segundas nupcias con Ann MacGregor, quien le dio dos hijos más.

Entre otras importantes mejoras en las máquinas de vapor, se le deben la máquina de doble efecto, cuyos pistones suben y bajan alternativamente (patentada en 1782); el regulador de fuerza centrífuga para el control automático de la máquina; y el paralelogramo articulado, una disposición de rodetes conectados que guían el movimiento del pistón (1784).

En 1785 ingresó formalmente en la Royal Society londinense. Aunque el éxito económico de sus invenciones fue rotundo, a partir de 1794 se fue distanciando paulatinamente de la actividad industrial. Fue también miembro de la Lunar Society de Birmingham, integrada por un grupo de científicos y escritores promotores del avance del arte y la ciencia.

Robert Fulton

(Little Britain, 1765 - Nueva York, 1815) Ingeniero estadounidense. En 1807, con su buque Clermont, propulsado por vapor, efectuó una travesía de 400 kilómetros por el río Hudson, de Nueva York a Albany. Sin ser el inventor de la navegación a vapor, Fulton le dio el impulso definitivo al lograr hacerla funcional y económicamente viable. Previamente, en 1800, había diseñado el primer submarino de hélice, el Nautilus.


Robert Fulton

Interesado desde muy temprana edad por la pintura y por la mecánica, se estableció en Gran Bretaña a los 22 años y pronto sus diseños mecánicos lo hicieron popular. En 1797 propuso al gobierno francés la construcción de un submarino apto para colocar cargas explosivas, que él llamó torpedos, en los cascos de los buques enemigos. Al año siguiente empezó a construir el Nautilus, sumergible monoplaza con casco de cobre. El tripulante iba sentado y estaba protegido por una cúpula transparente que permitía la visión del exterior. La navegación en superficie se efectuaba por medio de una vela, que era arriada al sumergirse. Bajo el agua, la propulsión se efectuaba por medio de una hélice accionada con pedales.

A pesar del interés que sus actividades despertaron en algunos sectores, su invento fue rechazado tanto en Francia como en Gran Bretaña. De vuelta a Estados Unidos se interesó por la navegación a vapor. La idea de una embarcación propulsada por medio de una rueda de paletas, accionada por fuerza muscular, era muy antigua; a finales del siglo XVIII surgió la idea de utilizar una reciente invención, la máquina de vapor, como medio de propulsión. Entre los pioneros se encontraban el francés Jouffroy d'Abbans y el norteamericano John Fitch. El primer barco de vapor que se utilizó con fines prácticos fue el vapor de ruedas Charlotte Dundas, construido por el inglés Symington en 1802. La rueda de paletas estaba situada en la popa de la embarcación.

Sin embargo, hasta la construcción del Clermont de la compañía de Robert Fulton (1807), no se creyó seriamente en la viabilidad de la navegación a vapor. Fulton había observado ya en Europa los primeros experimentos con barcos a vapor. El Clermont medía cerca de 40 metros de largo y llevaba las palas en la parte central del casco. A una velocidad de 7,5 kilómetros por hora, logró reducir a 32 horas una travesía para la que los barcos de vela necesitaban cuatro días.


El Clermont

Su sistema de funcionamiento, basado en la rueda de paletas para aprovechar la fuerza del vapor, fue todo un éxito en Estados Unidos, donde en 1810 ya había cincuenta vapores en servicio en los ríos y a lo largo de las costas. La invención de Fulton se convirtió en emblema de modernidad, aunque ciertamente no fue un hito de trascendencia comparable a la del ferrocarril, cuyo desarrollo tendría un profundo impacto en la Revolución Industrial. En 1815 el ministro de Marina le encargó la construcción de una nave de combate, pero Fulton falleció antes de ver realizado el proyecto.

En 1819, el motovelero Savannah, un buque mixto a vela y vapor, realizó la travesía del Atlántico. Con el auxilio de la rueda de paletas, pudo completar el viaje en sólo 27 días, superando los 35 o 40 días que invertían los veleros en aquellos tiempos. Posteriormente se construyeron barcos de vapor más grandes y más veloces. Transcurrieron todavía muchos años hasta que aparecieron los grandes buques propulsados por hélices. Con ellos pasó a la historia la época de los vapores con ruedas de paletas que navegaban por los ríos y, después, por los océanos.

En algunos lugares, sin embargo, estos vapores con sus gigantescas ruedas lograron sobrevivir hasta el siglo XX. Esto sucedió en particular en la extensa cuenca del Misisipi, en el Sur de Estados Unidos. Para navegar en ríos poco profundos, el barco de vapor de ruedas era, en efecto, más adecuado que los barcos de hélice, debido a su pequeño calado.


Karl Marx

(Tréveris, Prusia occidental, 1818 - Londres, 1883) Pensador socialista y activista revolucionario de origen alemán. Raramente la obra de un filósofo ha tenido tan vastas y tangibles consecuencias históricas como la de Karl Marx: desde la Revolución rusa de 1917, y hasta la caída del muro de Berlín en 1989, la mitad de la humanidad vivió bajo regímenes políticos que se declararon herederos de su pensamiento.


Karl Marx

Contra lo que pudiera parecer, el fracaso y derrumbamiento del bloque comunista no habla en contra de Marx, sino contra ciertas interpretaciones de su obra y contra la praxis revolucionaria de líderes que el filósofo no llegó a conocer, y de los que en cierto modo se desligó proféticamente al afirmar que él no era marxista. Ciertamente fallaron sus predicciones acerca del inevitable colapso del sistema capitalista, pero, frente a los socialistas utópicos, apenas se interesó en cómo había de organizarse la sociedad. En lugar de ello, Marx se propuso desarrollar un socialismo científico que partía de un detallado estudio del capitalismo desde una perspectiva económica y revelaba las perversiones e injusticias intrínsecas del sistema capitalista.

En tal análisis, fecundo por los desarrollos posteriores y vigente en muchos aspectos, reside el verdadero valor de su legado. En cualquier caso, es innegable la altura de sus ideales; nunca ambicionó nada excepto "trabajar para la humanidad", según sus propias palabras. Y, refiriéndose a su libro El capital, dijo: "Dudo que nadie haya escrito tanto sobre el dinero teniendo tan poco".

Biografía

Karl Marx procedía de una familia judía de clase media; su padre era un abogado convertido recientemente al luteranismo. Estudió en las universidades de Bonn, Berlín y Jena, doctorándose en filosofía por esta última en 1841. Desde esa época el pensamiento de Marx quedaría asentado sobre la dialéctica de Hegel, si bien sustituyó el idealismo hegeliano por una concepción materialista, según la cual las fuerzas económicas constituyen la infraestructura subyacente que determina, en última instancia, fenómenos «superestructurales» como el orden social, político y cultural.

En 1843 se casó con Jenny von Westphalen, cuyo padre inició a Marx en el interés por las doctrinas racionalistas de la Revolución francesa y por los primeros pensadores socialistas. Convertido en un demócrata radical, Marx trabajó algún tiempo como profesor y periodista; pero sus ideas políticas le obligaron a dejar Alemania e instalarse en París (1843).

Por entonces estableció una duradera amistad con Friedrich Engels, que se plasmaría en la estrecha colaboración intelectual y política de ambos. Fue expulsado de Francia en 1845 y se refugió en Bruselas; por fin, tras una breve estancia en Colonia para apoyar las tendencias radicales presentes en la Revolución alemana de 1848, pasó a llevar una vida más estable en Londres, en donde desarrolló desde 1849 la mayor parte de su obra escrita. Su dedicación a la causa del socialismo le hizo sufrir grandes dificultades materiales, superadas gracias a la ayuda económica de Engels.


Engels y Marx

Marx partió de la crítica a los socialistas anteriores, a los que calificó de «utópicos», si bien tomó de ellos muchos elementos de su pensamiento (particularmente, de autores como Saint-SimonRobert Owen o Charles Fourier). Tales pensadores se habían limitado a imaginar cómo podría ser la sociedad perfecta del futuro y a esperar que su implantación resultara del convencimiento general y del ejemplo de unas pocas comunidades modélicas.

Por el contrario, Marx y Engels pretendían hacer un «socialismo científico», basado en la crítica sistemática del orden establecido y el descubrimiento de las leyes objetivas que conducirían a su superación; la fuerza de la revolución (y no el convencimiento pacífico ni las reformas graduales) sería la forma de acabar con la civilización burguesa. En 1848, a petición de una liga revolucionaria clandestina formada por emigrantes alemanes, Marx y Engels plasmaron tales ideas en el Manifiesto Comunista, un panfleto de retórica incendiaria situado en el contexto de las revoluciones europeas de 1848.

El capital

Posteriormente, durante su estancia en Inglaterra, Marx profundizó en el estudio de la economía política clásica y, apoyándose fundamentalmente en el modelo de David Ricardo, construyó su propia doctrina económica, que plasmó en El capitalde esa obra monumental sólo llegó a publicar el primer volumen (1867), mientras que los dos restantes los editaría después de su muerte su amigo Engels, poniendo en orden los manuscritos preparados por Marx.

Partiendo de la doctrina clásica, según la cual sólo el trabajo humano produce valor, Marx señaló la explotación del trabajador, patente en la extracción de la plusvalía, es decir, la parte del trabajo no pagada al obrero y apropiada por el capitalista, de donde surge la acumulación del capital. Denunciaba con ello la esencia injusta, ilegítima y violenta del sistema económico capitalista, en el que veía la base de la dominación de clase que ejercía la burguesía.


Karl Marx

Sin embargo, su análisis aseguraba que el capitalismo tenía carácter histórico, como cualquier otro sistema, y no respondía a un orden natural inmutable como habían pretendido los clásicos: igual que había surgido de un proceso histórico por el que sustituyó al feudalismo, el capitalismo estaba abocado a hundirse por sus propias contradicciones internas, dejando paso al socialismo. La tendencia inevitable al descenso de las tasas de ganancia se iría reflejando en crisis periódicas de intensidad creciente hasta llegar al virtual derrumbamiento de la sociedad burguesa; para entonces, la lógica del sistema habría polarizado a la sociedad en dos clases contrapuestas por intereses irreconciliables, de tal modo que las masas proletarizadas, conscientes de su explotación, acabarían protagonizando la revolución que daría paso al socialismo.

En otras obras suyas, Marx completó esta base económica de su razonamiento con otras reflexiones de carácter histórico y político: precisó la lógica de lucha de clases que, en su opinión, subyace en toda la historia de la humanidad y que hace que ésta avance a saltos dialécticos, resultado del choque revolucionario entre explotadores y explotados, como trasunto de la contradicción inevitable entre el desarrollo de las fuerzas productivas y el encorsetamiento al que las someten las relaciones sociales de producción.

También indicó Marx el objetivo último de la revolución socialista que esperaba: la emancipación definitiva y global del hombre (al abolir la propiedad privada de los medios de producción, que era la causa de la alienación de los trabajadores), completando así la emancipación meramente jurídica y política realizada por la revolución burguesa (que identificaba con el modelo francés). Sobre esa base, Marx apuntaba hacia un futuro socialista entendido como realización plena de las ideas de libertad, igualdad y fraternidad, como fruto de una auténtica democracia; la «dictadura del proletariado» tendría un carácter meramente instrumental y transitorio, pues el objetivo no era el reforzamiento del poder estatal con la nacionalización de los medios de producción, sino el paso (tan pronto como fuera posible) a la fase comunista en la que, desaparecidas las contradicciones de clase, ya no sería necesario el poder coercitivo del Estado.

La Primera Internacional

Marx fue, además, un incansable activista de la revolución obrera. Tras su militancia en la diminuta Liga de los Comunistas (disuelta en 1852), se movió en los ambientes de los conspiradores revolucionarios exiliados hasta que, en 1864, la creación de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) le dio la oportunidad de impregnar al movimiento obrero mundial de sus ideas socialistas.

En el seno de aquella Primera Internacional, gran parte de sus energías las absorbió la lucha contra el moderado sindicalismo de los obreros británicos y contra las tendencias anarquistas continentales representadas por Pierre Joseph Proudhon y Mijaíl Bakunin. Marx triunfó e impuso su doctrina como línea oficial de la Internacional, si bien ésta acabaría por hundirse como efecto combinado de las divisiones internas y de la represión desatada por los gobiernos europeos a raíz de la revolución de la Comuna de París (1870).

Retirado desde entonces de la actividad política, Marx siguió ejerciendo su influencia a través de sus discípulos alemanes, como August Bebel o Wilhelm Liebknecht; desde su creación en 1875, ambos fueron figuras de peso en el Partido Socialdemócrata Alemán, grupo dominante de la Segunda Internacional que, bajo inspiración decididamente marxista, se fundó en 1889. Muerto ya Marx, Engels asumió el liderazgo moral de aquel movimiento; la influencia ideológica del marxismo seguiría siendo determinante durante un siglo.

Sin embargo, el empeño vital de Marx había sido el de criticar el orden burgués y preparar su destrucción revolucionaria, evitando caer en las ensoñaciones idealistas de las que acusaba a los visionarios utópicos; por ello no dijo apenas nada sobre el modo en que debían organizarse el Estado y la economía socialistas una vez conquistado el poder, dando lugar a interpretaciones muy diversas entre sus adeptos. Dichos seguidores se escindieron entre una rama socialdemócrata cada vez más orientada a la lucha parlamentaria y a la defensa de mejoras graduales salvaguardando las libertades políticas individuales (Karl KautskyEduard BernsteinFriedrich Ebert) y una rama comunista que dio lugar a la Revolución bolchevique en Rusia y al establecimiento de Estados socialistas con economía planificada y dictadura de partido único (Lenin y Stalin en la URSS y Mao Tse-tung en China).


Friedrich Engels

(Friedrich o Federico Engels; Barmen, Renania, 1820 - Londres, 1895) Pensador y dirigente socialista alemán. Nació en una familia acomodada, conservadora y religiosa, propietaria de fábricas textiles. Sin embargo, desde su paso por la Universidad de Berlín (1841-42) se interesó por los movimientos revolucionarios de la época: se relacionó con los hegelianos de izquierda y con el movimiento de la Joven Alemania.


Friedrich Engels

Enviado a Inglaterra al frente de los negocios familiares, conoció las míseras condiciones de vida de los trabajadores en la cuna de la Revolución Industrial; más tarde plasmaría sus observaciones en su libro La situación de la clase obrera en Inglaterra (1845).

En 1844 se adhirió definitivamente al socialismo y entabló una duradera amistad con Karl Marx. En lo sucesivo, ambos pensadores colaborarían estrechamente, publicando juntos obras como La Sagrada Familia (1844), La ideología alemana (1844-46) y el Manifiesto Comunista (1848).

Aunque corresponde a Marx la primacía en el liderazgo socialista, Engels ejerció una gran influencia sobre él: le acercó al conocimiento del movimiento obrero inglés y atrajo su atención hacia la crítica de la teoría económica clásica. Fue también Engels quien, gracias a la desahogada situación económica de la que disfrutaba como empresario, aportó a Marx la ayuda económica necesaria para mantenerse y escribir El Capitale incluso publicó los dos últimos tomos de la obra después de la muerte de su amigo.

Pero Engels tuvo también un protagonismo propio como teórico y activista del socialismo, a pesar de lo contradictoria que resultaba su doble condición de empresario y revolucionario: participó personalmente en la revolución alemana de 1848-50; fue secretario de la primera Internacional obrera (la AIT) desde 1870; y publicó escritos tan relevantes como Socialismo utópico y socialismo científico (1882), El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado (1884) o Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana (1888).

Tras la muerte de Marx en 1883, Engels se convirtió en el líder indiscutido de la socialdemocracia alemana, de la segunda Internacional y del socialismo mundial, salvaguardando lo esencial del marxismo, al que él mismo había aportado matices relativos a la desaparición futura del Estado, a la dialéctica y a las complejas relaciones entre la infraestructura económica y las superestructuras políticas, jurídicas y culturales.

No obstante, en los últimos años de su vida se alejó de sus primitivas concepciones revolucionarias y abrió la puerta a un socialismo más reformista, vía que seguiría después de la muerte de Engels su colaborador Eduard Bernstein y que acabaría por imponerse entre los socialdemócratas.


Mijaíl Bakunin

(Mijaíl Alexandrovich Bakunin; Priamujino, Rusia, 1814 - Berna, 1876) Teórico político y agitador revolucionario anarquista ruso. Hijo de un terrateniente de ideas liberales, Mijaíl Bakunin estudió en la escuela de artillería de San Petersburgo y llegó a ser oficial de la guardia imperial. Enviado a una unidad militar en la frontera polaca, se ausentó sin permiso y a punto estuvo de ser juzgado por deserción. Tras abandonar el ejército, comenzó a interesarse por la filosofía, principalmente por la obra de los alemanes Fichte y Hegel, y fue a estudiar dicha materia en Moscú y San Petersburgo.


Bakunin

En 1840 viajó a Europa; en Berlín tuvo oportunidad de conocer las teorías de los neohegelianos de izquierda y de los socialistas utópicos franceses (Henri de Saint-SimonRobert Owen y Charles Fourier). Más tarde se trasladó a Dresde, ciudad en la que publicó un periódico radical que se puede considerar su primer manifiesto revolucionario. Por último, recaló en París, donde residió entre los años 1842 y 1848, coincidiendo con pensadores revolucionarios como Alexander Herzen, Pierre Joseph Proudhon y Karl Marx, y participó en las revoluciones que estallaron en 1848 en la capital francesa y en Praga y Dresde.

Detenido y condenado a muerte, la pena no se ejecutó y Bakunin fue entregado al gobierno ruso, que lo encarceló por siete años y en 1857 lo desterró a Siberia. Según parece, el gobernador de Siberia, Muraviev, era primo de la madre de Bakunin y gracias a ello se le concedió un permiso para salir de allí; un barco estadounidense lo llevó a Japón, luego a Estados Unidos y finalmente, en 1861, se trasladó a Londres, donde residiría cuatro años. En 1864 fundó en Ginebra la Hermandad Internacional de la Democracia Social, organización revolucionaria que se disolvió al integrarse en la I Internacional, en 1867. En este mismo año se dirigió a Suiza, donde apoyó la Liga de la Paz y la Libertad, a la que pertenecían personalidades como Giuseppe GaribaldiLouis BlancVictor Hugo y John Stuart Mill.

Posteriormente formó la llamada Alianza Internacional de la Democracia Socialista, cuyo programa reivindicaba una serie de reformas que constituían la base de la doctrina política de Bakunin: la supresión de los Estados nacionales y la formación en su lugar de federaciones constituidas por libres asociaciones agrícolas e industriales; la abolición de las clases sociales y de la herencia, la igualdad de sexos y la organización de los obreros al margen de los partidos políticos.

En 1870 fundó el Comité para la Salvación de Francia, asociación que dirigió la insurrección de la Comuna de Lyon. Durante la I Internacional, las diferencias entre sus ideas y el autoritarismo de Marx llevaron a la expulsión de los anarquistas del seno de la organización durante el congreso de La Haya, celebrado en 1872.

Mijaíl Bakunin pasó sus últimos años en Suiza, viviendo pobremente y sin más aliento que la correspondencia que mantenía con pequeños grupos anarquistas. Expuso su pensamiento en una voluminosa obra, y fue su discípulo James Guillaume quien, entre los años 1907 y 1913, en París, se encargaría de recopilar y editar todos sus libros. Del conjunto de su voluntariosa obra destacan El llamamiento a los eslavos, que denuncia a la burguesía como fuerza intrínsecamente antirrevolucionaria y propugna la creación en Europa Central de una federación libre de gentes eslavas; El catecismo revolucionario y El Estado y la anarquía.

Piotr Kropotkin

(Piotr Alexeiévich Kropotkin; Moscú, 1842 - Dmitrov, 1921) Revolucionario y teórico del anarquismo ruso. Nacido en una familia aristocrática, fue dedicado a la carrera militar. Durante su destino en Siberia contribuyó a la exploración de aquel territorio y adoptó las ideas anarquistas, influido por Proudhon y Bakunin.


Piotr Kropotkin

A raíz de la represión de la insurrección de Polonia en 1863, abandonó el Ejército y se dedicó a la geografía, asumiendo posturas críticas contra el régimen zarista. Durante sus viajes por Europa y Asia tomó contacto con activistas anarquistas. En 1872 se afilió a la Primera Internacional (la AIT), en cuyo seno apoyó la corriente anarquista de Bakunin en contra del liderazgo de Marx.

Cuando regresó a Rusia, en 1874, fue detenido por sus actividades revolucionarias; pero consiguió evadirse y huir a Francia en 1876. Allí participó en los intentos de reunificación del movimiento obrero internacional y fundó la revista El Rebelde, en cuyas páginas defendió las ideas anarquistas y la necesidad de hacerlas realidad mediante el uso de la violencia. En 1882 fue detenido por las autoridades francesas, pasando a Inglaterra tras su excarcelamiento en 1886.

Entre las obras de Kropotkin destacan La conquista del pan (1888), Campos, fábricas y talleres (1899), Ayuda mutua (1902) y Memorias de un revolucionario (1906). En ellas definió el comunismo libertario, ideología predominante entre los anarquistas de finales del siglo XIX y comienzos del XX, que vino a sustituir al colectivismo de Proudhon y Bakunin. Consistía en defender la organización colectiva de la producción en comunas autosuficientes, regidas por una concepción del mundo estrictamente científica, unas relaciones sociales basadas en el apoyo mutuo y una moral de libertad, solidaridad y justicia.

Gradualmente fue adoptando posiciones más moderadas: preconizó vías de acción eminentemente políticas, valoró positivamente la lucha sindical como medio de despertar la conciencia revolucionaria de las masas, e incluso recomendó a sus seguidores apoyar al bando aliado en la Primera Guerra Mundial (1914-18). Nada más estallar la Revolución rusa (1917), regresó a Rusia y prestó su apoyo tanto al gobierno de Aleksandr Kerenski como al de Lenin; sin embargo, enseguida empezó a criticar el poder dictatorial de los bolcheviques. Murió cuando intentaba formar un grupo político de inspiración anarquista en la Rusia soviética.


Thomas Alva Edison

(Milan, 1847 - West Orange, 1931) Inventor norteamericano, el más genial de la era moderna. Junto a la trascendencia de sus invenciones, que se tradujeron en una importante contribución al desarrollo de la Revolución Industrial en su país y a la mejora del bienestar y de las condiciones de vida de millones de personas, la figura de Edison sobresale como modelo de tenacidad, como ejemplo del valor del esfuerzo y del trabajo incesante por encima del talento innato y la inteligencia. «El genio es un diez por ciento de inspiración y un noventa por ciento de transpiración» es quizá su frase más célebre.


Thomas Edison

La inteligencia del joven Edison, que era alérgico a la monotonía de la escuela, despertó gracias a su madre. El milagro se produjo tras la lectura de un libro que ella le proporcionó titulado Escuela de Filosofía Natural, de Richard Green Parker; tal fue su fascinación que quiso realizar por sí mismo todos los experimentos y comprobar todas las teorías que contenía. Ayudado por su madre, instaló en el sótano de su casa un pequeño laboratorio, convencido de que iba a ser inventor.

Un joven emprendedor

A los doce años, sin olvidar su pasión por los experimentos, consideró que estaba en su mano ganar dinero contante y sonante materializando alguna de sus buenas ocurrencias. Su primera iniciativa fue vender periódicos y chucherías en el tren que hacía el trayecto de Port Huron a Detroit. Había estallado la Guerra de Secesión y los viajeros estaban ávidos de noticias. Edison convenció a los telegrafistas de la línea férrea para que expusieran en los tablones de anuncios de las estaciones breves titulares sobre el desarrollo de la contienda, sin olvidar añadir al pie que los detalles completos aparecían en los periódicos.

Esos periódicos los vendía el propio Edison en el tren, y no hay que decir que se los quitaban de las manos. Al mismo tiempo compraba sin cesar revistas científicas, libros y aparatos, y llegó a convertir el vagón de equipajes del convoy en un nuevo laboratorio. Aprendió a telegrafiar y, tras conseguir a bajo precio y de segunda mano una prensa de imprimir, comenzó a publicar un periódico por su cuenta, el Weekly Herald.

En los años siguientes, Edison peregrinó por diversas ciudades desempeñando labores de telegrafista en varias compañías y dedicando su tiempo libre a investigar. En Boston construyó un aparato para registrar automáticamente los votos y lo ofreció al Congreso. Los políticos consideraron que el invento era tan perfecto que no cabía otra posibilidad que rechazarlo. Ese mismo día, Edison tomó dos decisiones. En primer lugar, se juró que jamás inventaría nada que no fuera, además de novedoso, práctico y rentable. En segundo lugar, abandonó su carrera de telegrafista. Acto seguido formó una sociedad y se puso a trabajar.


Edison junto a su fonógrafo (1878)

Perfeccionó el telégrafo automático, inventó un aparato para transmitir las oscilaciones de los valores bursátiles, colaboró en la construcción de la primera máquina de escribir y dio aplicación práctica al teléfono mediante la adopción del micrófono de carbón. Su nombre empezó a ser conocido, sus inventos ya le reportaban beneficios y Edison pudo comprar maquinaria y contratar obreros. Para él no contaban las horas. Era muy exigente con su personal y le gustaba que trabajase a destajo, con lo que los resultados eran frecuentemente positivos.

Del fonógrafo a la bombilla eléctrica

A los veintinueve años compró un extenso terreno en la aldea de Menlo Park, cerca de Nueva York, e hizo construir allí un nuevo taller y una residencia para su familia. Edison se había casado a finales de 1871 con Mary Stilwell; la nota más destacada de la boda fue el trabajo que le costó al padrino hacer que el novio se pusiera unos guantes blancos para la ceremonia. Ahora debía sostener un hogar y se dedicó, con más ahínco si cabe, a trabajos productivos.

Su principal virtud era sin duda su extraordinaria capacidad de trabajo. Cualquier detalle en el curso de sus investigaciones le hacía vislumbrar la posibilidad de un nuevo hallazgo. Recién instalado en Menlo Park, se hallaba sin embargo totalmente concentrado en un nuevo aparato para grabar vibraciones sonoras. La idea ya era antigua e incluso se había logrado registrar sonidos en un cilindro de cera, pero nadie había logrado reproducirlos.

Edison trabajó día y noche en el proyecto y al fin, en agosto de 1877, entregó a uno de sus técnicos un extraño boceto, diciéndole que construyese aquel artilugio sin pérdida de tiempo. Al fin, Edison conectó la máquina. Todos pudieron escuchar una canción que había entonado uno de los empleados minutos antes. Edison acababa de culminar uno de sus grandes inventos: el fonógrafo. Pero no todo eran triunfos; muchas de las investigaciones iniciadas por Edison terminaron en sonoros fracasos. Cuando las pruebas no eran satisfactorias, experimentaba con nuevos materiales, los combinaba de modo diferente y seguía intentándolo.


Patente de la bombilla y uno de los primeros modelos

En abril de 1879, Edison abordó las investigaciones sobre la luz eléctrica. La competencia era muy enconada y varios laboratorios habían patentado ya sus lámparas. El problema consistía en encontrar un material capaz de mantener una bombilla encendida largo tiempo. Después de probar diversos elementos con resultados negativos, Edison encontró por fin el filamento de bambú carbonizado.

Inmediatamente adquirió grandes cantidades de bambú y, haciendo gala de su pragmatismo, instaló un taller para fabricar él mismo las bombillas. Luego, para demostrar que el alumbrado eléctrico era más económico que el de gas, empezó a vender sus lámparas a cuarenta centavos, aunque a él fabricarlas le costase más de un dólar; su objetivo era hacer que aumentase la demanda para poder producirlas en grandes cantidades y rebajar los costes por unidad. En poco tiempo consiguió que cada bombilla le costase treinta y siete centavos: el negocio empezó a marchar como la seda.

El valor de un genio

Su fama se propagó por el mundo a medida que la luz eléctrica se imponía. Edison, que tras la muerte de su primera esposa había vuelto a casarse, visitó Europa y fue recibido en olor de multitudes. De regreso en los Estados Unidos creó diversas empresas y continuó trabajando con el mismo ardor de siempre. Todos sus inventos eran patentados y explotados de inmediato, y no tardaban en producir beneficios sustanciosos.

Entretanto, el trabajo parecía mantenerlo en forma. Su única preocupación en materia de salud consistía en no ganar peso. Era irregular en sus comidas, se acostaba tarde y se levantaba temprano, nunca hizo deporte de ninguna clase y a menudo mascaba tabaco. Pero lo más sorprendente de su carácter era su invulnerabilidad ante el desaliento. Ningún contratiempo era capaz de desanimarlo.

En los años veinte, sus conciudadanos le señalaron en las encuestas como el hombre más grande de Estados Unidos. Incluso el Congreso se ocupó de su fama, calculándose que Edison había añadido un promedio de treinta millones de dólares al año a la riqueza nacional por un periodo de medio siglo. Nunca antes se había tasado con tal exactitud algo tan intangible como el genio.

La popularidad de Edison llegó a ser inmensa. En 1927 fue nombrado miembro de la National Academy of Sciences y al año siguiente el presidente Coolidge le hizo entrega de una medalla de oro que para él había hecho grabar el Congreso. Tenía ochenta y cuatro años cuando un ataque de uremia abatió sus últimas energías.

Pablo Iglesias

Fundador del Partido Socialista Obrero Español, PSOE (El Ferrol, La Coruña, 1850 - Madrid, 1925). Huérfano y procedente de una familia pobre, Pablo Iglesias Posse aprendió en el hospicio de Madrid el oficio de tipógrafo, que desempeñaría toda su vida.


Pablo Iglesias

Durante el Sexenio Revolucionario (1868-74) se inició en la actividad reivindicativa del movimiento obrero, afiliándose a la primera Internacional (AIT) en 1869 y a la Asociación General del Arte de Imprimir (de la que llegaría a ser presidente) en 1873.

En las luchas desencadenadas dentro de la AIT entre los partidarios de Mijaíl Bakunin y los de Karl Marx, Pablo Iglesias se mantuvo fiel a los principios del marxismo, minoritario en España, creando la Nueva Federación Madrileña (1872). Tras la Restauración borbónica, condenado el movimiento obrero a la clandestinidad, fundó en Madrid un partido político -el PSOE- junto con un reducido grupo de correligionarios marxistas, la mayor parte de ellos tipógrafos (1879); trató de dotar al nuevo partido de una gran pureza ideológica y moral, lo que contribuyó a mantener muy reducido el número de sus afiliados.

Por esa época Pablo Iglesias empezó a sufrir las represalias patronales por su actividad reivindicativa, quedando excluido de trabajar en los periódicos hasta que fundó el suyo propio, El Socialista, en 1886. En 1888 completó el entramado institucional del socialismo español al crear el sindicato Unión General de Trabajadores (UGT), aprovechando la apertura para el asociacionismo obrero que supuso el llamado «gobierno largo» de Práxedes Mateo Sagasta (1885-1890); en 1905 añadió a estas organizaciones las Juventudes Socialistas.

En los años siguientes, partido y sindicato crecieron y se extendieron, abriéndose «Casas del Pueblo» (sedes socialistas locales) por Madrid, Vizcaya, Asturias, Valencia y Málaga. En 1905 consiguió su primer éxito político significativo al resultar elegido concejal del Ayuntamiento de Madrid junto con otros dos compañeros socialistas; desde allí lanzaría una campaña contra la corrupción imperante, de gran impacto popular.

Tras la Semana Trágica de Barcelona (1909), Pablo Iglesias aceptó flexibilizar sus posiciones políticas en aras de una oposición de izquierdas más eficaz, formando la Conjunción Republicano-Socialista; esta alianza le permitió ser elegido diputado por Madrid en las elecciones de 1910. Utilizó aquel primer escaño socialista de la historia de España para lanzar fuertes ataques contra el régimen de la Restauración y la dominación política de la burguesía española, denunciando su inmoralidad.

Problemas de salud le fueron apartando de la actividad política paulatinamente, aunque mantuvo hasta su muerte la presidencia tanto del PSOE como de la UGT. En sus últimos años asistió al agrio debate entre los socialistas respecto a la Revolución rusa (1917), la consiguiente escisión de los comunistas (1921), la liquidación del régimen parlamentario por el golpe de Estado de Primo de Rivera (1923) y la posterior colaboración con la dictadura. Aunque dejó al frente de las dos organizaciones a Julián Besteiro, el liderazgo de éste sería mucho más contestado que el de Iglesias, pues no gozaba del carisma del fundador, dividiéndose los socialistas entre los seguidores de Francisco Largo CaballeroIndalecio Prieto y el propio Besteiro.


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